dissabte, 18 de desembre del 2010

Wikileaks y el regreso de la censura


<-- El hombre del año, Julian Assange.
Hace varias semanas que he seguido con interés todo el tema de Wikileaks y el que, para mí (aunque no según alguna que otra famosa revista), ha sido el personaje del año, Julian Assange. Es sin duda uno de los personajes más polémicos de los últimos tiempos y ha conseguido poner en jaque, no solo a los gobiernos más poderosos de occidente, sino también a sus servicios secretos. Sabiéndose perseguido por medio mundo, ha realizado una buena jugada entregándose en tierras británicas, sabedor de que muy posiblemente no le extraditarían, a pesar de las muchas presiones de Suecia y Estados Unidos. Me he alegrado al ver que le han dejado en libertad condicional.

El hecho de hacer públicas las conversaciones de diplomáticos que ha destapado Assange ha sido como, permitidme la metáfora, poner un petardo en un nido de avispas. El caos provocado ha sido descomunal, a pesar de que en realidad muchas de las aportaciones de Wikileaks ya se conocían. El hecho de confirmarlo ha sido lo realmente relevante. Pero como siempre, el petardo tiene sus consecuencias y las avispas han afilado su aguijón intentando acabar con el que encendió la mecha. Assange, no nos equivoquemos, no es un personaje inocente ni cristalino. Tiene muchos claroscuros. Pero una cosa es eso y otra que se quiera "acabar con él como sea" (frase que, como todo este caso, parece sacado de una novela de John Le Carré o de Robert Ludlum). Este acabar con él ha comenzado con un boicot económico a la web, intentando silenciar así sus publicaciones y las informaciones que ha proporcionado. Desde EE.UU. se ha calificado a Assange de terrorista y la ultraderecha ya ha pedido que se le detenga y se le ejecute. El famoso Pentágono dedica actualmente el trabajo de 120 personas a frenar los efectos de las filtraciones de esta polémica web. De hecho, es paradójico y una vergüenza que se pueda donar dinero con el método de pago online Paypal al Ku Klux Klan y no a Wikileaks. Esta oleada de radicalismo ultraderechista y represor, por otra parte, ha sido respondido con ataques de hackers a aquellos quienes han puesto piedras en el camino de Assange, táctica que tampoco me parece bien, pero que sirve para dar un toque de atención "Ei, sabemos defendernos y lo haremos si es necesario". Además, también hemos podido escuchar declaraciones de líderes mundiales como Lula a favor de Wikileaks, quien afirmó que "la detención de Assange atenta contra la libertad de expresión".


La portada de la revista Time destaca la censura que EE.UU. quiere imponer sobre Wikileaks. -->
Resumiendo, hay que decir que Wikileaks ha supuesto una bofetada en toda la cara y con la mano bien abierta para los estamentos políticos, pero también para los periodísticos, que han quedado en evidencia. No solo eso, sino que además se han convertido en sus fuentes de información, en el caso de cinco periódicos de relevancia mundial, como por ejemplo El País (y cómo debió de rabiar Pedro J. al enterarse de que la competencia tenía acceso a la fuente de información más polémica de la década). Maldades aparte, seguiremos hablando de Assange y su página web, que no es más que una polémica fuente de información y que, como todas las fuentes, todo aquello que nos proporciona debe ponerse en cuarentena hasta que no se haya confirmado. En este sentido es fundamental recalcar que lo que se dice en Wikileaks no "va a misa", sino que debe pasar por un filtro como el de los periódicos de referencia a los cuales se ha entregado la información. En este sentido, otra buena jugada de Assange.

PS: Otro dato novelesco del tema es que Assange hizo público que tiene información relevante guardada que saldrá a la luz si "desaparece" o es asesinado. Interesante... veremos qué ocurre.

diumenge, 5 de desembre del 2010

Descontrolados


<-- Un controlador, trabajando en hora punta.
Que locura. Hay ocasiones en las que es imposible no indignarse y, en el caso de la actitud de los controladores aéreos, es quizá el caso más claro. No comprendo cómo es posible que un sólo sector de nuestra sociedad pueda tener tanto poder sobre el resto. Porque recordemos que los controladores no son los primeros. Ya ha habido huelgas encubiertas de pilotos anteriormente, ya han habido otras medidas ilegales, por no hablar de la habitual ineficiencia de las compañías aéreas, que retrasan vuelos, que pierden maletas o que cuando hay problemas, nos dan mil y una dificultades para reclamar. Por no hablar de las mil y una tarifas ocultas, o lo que nos hacen pagar por facturar dos maletas (cuando legalmente tenemos derecho a facturar dos sin un recargo adicional). Yo siempre he sido un defensor del tren. Me ha parecido siempre un método más seguro, más barato y más rápido que el avión. Últimamente las cosas han cambiado un poco porque, con el AVE, se han encarecido las tarifas. Pero saber que tu tren va a salir de la estación a las 10 en punto, no a las 10 y media, o las 11 o las 12, no tiene precio. Y no tener que esperar media hora a que salgan las maletas, o llegar al centro de la ciudad de destino, son aspectos que en un aeropuerto son poco más que una quimera o un deseo irrealizable.

Pero volviendo a los controladores, es alucinante que paralicen un país, que tiren por tierra su reputación, que acaben con las ilusiones de aquellos que querían irse de puente en estos días, cuando ya están cobrando una fortuna. Además, habiendo formas de protesta, de huelga, creo que esta medida no sólo es perjudicial para todos, sino que deja en muy mal lugar su sector y quita toda legitimidad a las reclamaciones que hayan podido hacer. Estas protestas, llamémoslas "ilegales", perjudican la imagen de las huelgas "legales" y dan alas a aquellos, como el PP, medio sugieren que debería existir un mayor control sobre las huelgas (es decir, que el gobierno tenga el poder de decidir qué huelga es legal y cual no, por lo que se le quitaría toda efectividad a un elemento fundamental de protesta de nuestra sociedad).

Miles de personas se han quedado sin puente por culpa de los controladores.

Por otro lado, la respuesta del gobierno (por una vez) ha sido rápida y efectiva, sin medias tintas. Buena jugada la del "estado de alarma" y la de militarizar el asunto, ya que es la forma de asegurarse un resultado positivo seguro. Aunque (quizá exagero un poco pero) meter a los militares en un elemento básico de nuestro país como es el transporte, no me hace mucha gracia. También es verdad que el ejército (ni la sociedad) no son los de hace 30 o 40 años. En fin, demos gracias de que el asunto, almenos, se ha solucionado con rapidez.