diumenge, 26 de juny del 2011

El hartazgo del líder mediático

Leyendo un artículo de Manuel Vicent (que encontraréis aquí) en la versión online de El País (ya hace mucho que no lo leo en papel, si no es en los bares), me doy damos cuenta de varias cosas. El Movimiento 15M no es sólo una nueva forma de hacer política, sino una manera ejercerla que muchos todavía no han comprendido del todo. Acostumbrados en los sistemas políticos de liderazgo personal (¿cuantas toneladas y toneladas de libros se han publicado con este tema, el liderazgo, en todo el mundo?), se encuentran con una Spanish Revolution de liderazgo repartido y celular, como portavoces ocasionales que vuelven al anonimato de la misma forma que han aparecido. Esta intrascendencia del personalismo es lo que diferencia a este movimiento de otros y es lo que desquicia a periodistas y políticos del siglo XX, acostumbrados a cargar contra objetivos concretos (González, ZP y Rubalcaba en la izquierda; Suárez, Fraga, Aznar o Esperanza Aguirre en la derecha) a los que se dispara sin piedad y se analiza cualquier acto, pose o comentario para escarnio, crítica o insulto. 

Miles de personas se han reunido en acampadas a lo largo de la geografía española. 
Por eso desde algunos medios se ataca tan ferozmente a un movimiento que busca una mejor democracia y que la política partidista, la banca, los sindicatos y otros estamentos sociales despierten del apalancamiento en el que llevan décadas instalados. Llamarles "Kale Borroka", "guerrilla urbana" o "violencia profesional" (como hizo Felip Puig) es un insulto a la inteligencia, puesto que son un movimiento pacífico, como se ha visto en las muchas manifestaciones y acampadas realizadas, de las cuales, sólo una (que ya criticamos en este blog) se puede considerar equivocada. Pero la globalidad de este movimiento, la estructura de red horizontal es lo que hace de este movimiento social una representación válida y legítima. Una red que crece día a día y que, en un mes y medio, ya ha puesto en solfa la validez del sistema establecido. No para cambiarlo por otro distinto, sino para mejorar sustancialmente el existente. Los que reclaman ante ayuntamientos y entidades no lo hacen para derrocar la democracia como algún malintencionado ha dicho y escrito, sino para que en esta ilusión de democracia no ganen siempre los mismos, porque un voto cada cuatro años no significa carta blanca y porque los cambios no siempre deben ser a peor.

¿El líder anónimo sustituirá al líder mediático?
En la foto, un indignado anónimo muestra un cartel del 15M

que emula una famosa frase de los Monty Python.
La crisis ha removido conciencias, ha despertado a los dormidos, que exigen ahora un trato justo y lo hacen en comunidad, en una red de gente que ha empezado con acampadas, que continúa luchando contra los desahucios y que quién sabe cómo va a evolucionar. El otro día leía (en este link) la opinión del cantante islandés Hördur Torfason, que el 15M necesita un líder. Hessel, el autor de "Indignados", comentaba lo mismo (en este otro link). Yo no estoy de acuerdo. Es cierto que aceleraría el ritmo y centraría el movimiento en unos objetivos más concretos, pero por otra parte convertiría al 15M en un estamento mucho más vulnerable, más personalizable y desacreditable, a merced de la nobleza de un personaje-líder que podría decepcionar a muchos. No, el 15M debe seguir su rumbo sin un líder concreto, que la multitud se represente a sí misma día a día con acciones y movilizaciones, no con declaraciones ante las cámaras. Si la gente está harta de la política de declaraciones, de gestos vacíos y de portavoces que no admiten preguntas, tener a un líder mediático, que haga eso mismo, podría ser lo peor que le pasara al 15M. 

dilluns, 20 de juny del 2011

Así sí


El movimiento 15M le ha dado una nueva lección a la sociedad y a los políticos. Cuando los medios de derecha esperaban que se produjeran nuevos altercados en las manifestaciones del 19J, miles de personas salieron a la calle de forma absolutamente pacífica sin que ningún partido, sindicato, organización o institución pública les apoyase. Miles de personas (no voy a entrar en la absurda guerra de cifras de "donde unos dicen 40.000, otros dicen dos millones de personas") salieron a la calle para pedir que los políticos hagan mejor su trabajo, representen a los ciudadanos, no a los mercados, para que se cambie la ley electoral. En definitiva, para que la clase política haga el trabajo para el que fue elegido, no para el que ellos creen que fueron elegidos. No son políticos por "la gracia del Dios Mercado", sino por el apoyo de los ciudadanos.

Porque aquellos quienes dicen "oye, que si sigues haciendo ruido, volverá la derecha en marzo", los indignados del 15M les responden "oye, que si viene la derecha, es pq la izquierda NO HA HECHO BIEN SU TRABAJO". No culpemos al 15M de los errores propios, cuando son ellos mismos quienes los reclaman. En cuanto a la derecha, nada nuevo ni nada inesperado. Como ya comenté en el tercer párrafo de mi primer post sobre el 15M, la derecha y sus medios afines les alzaron a los cielos hasta el 22M y, desde entonces, les han desprestigiado todo lo que han querido y podido, llamándoles "perroflautas", kale borroka o cosas incluso peores. Me gustaría saber cuantos coches, containers o cajeros quemados ha habido por culpa de este movimiento. ¿Ninguno verdad? Pues no les llamemos 'kale borroca' a una gente que dedica su tiempo y esfuerzo a intentar conseguir una mejor democracia, algo que por cierto, los políticos hace décadas que no hacen. Desde la Transición, concretamente. Desde entonces, en este sentido, se han estado rascando la barriga para conseguir, no una mejor democracia, sino una mejor posición política, posición partidista o posición personal. Una mejor posición, vamos.

Uno de los carteles que llamaba a la movilización.
Finalmente, debo decir que, a pesar de lo dicho, entiendo que los partidos políticos se sientan amenazados por el 15M, ya que, en realidad, ponen en riesgo su Status Quo. No porque crean que los partidos vayan a desaparecer, sino porque la política como la venían ejerciendo va a tener que cambiar para que los indignados se sientan un poquito menos indignados. Y eso no ocurrirá, creo, hasta que se cambie la ley electoral general de este país. De hecho, esta postura de ambos lados lleva precisamente a eso, a dos bandos, "nosotros los ciudadanos" y "nosotros los políticos y los medios de comunicación". Creo que deberían acercar posturas unos y otros si realmente quieren llegar a algún acuerdo o conseguir varios objetivos más de los ya conseguidos. 

En este sentido, el lunes 20 de junio un portavoz del 15M (Jon Aguirre) decía en el "Hoy por Hoy" de la SER que "cómo iba yo a imaginarme hace un mes que estaría hablando en el programa de Carles Francino", queriendo afirmar que en estos 30 días se han conseguido muchos objetivos, nada desdeñables además, como por ejemplo el despertar a una sociedad sedada y aletargada por el sistema de partidos y medios de comunicación. Hace un mes y medio apenas se sabía nada de ellos y hoy ya hablamos de un movimiento social que ha dado la vuelta al mundo y al que comparan con el Mayo del 68 o las revueltas del norte de África. Se ha hecho mucho en un mes, y debe seguir haciéndose, por el bien de la democracia. Pero este es un término que el bando de los partidos y medios se ha apropiado históricamente y que el 15M ha reclamado para la ciudadanía con el adjetivo "real" (en minúscula, claro). Yo opino que ambos lados son democracia, la de los partidos, por supuesto, y la de los indignados, más si cabe, por lo que no se debe perder el tiempo en debates absurdos de cual de las dos es más real. Ambas lo son. Y quien considere que su opción es mejor que la otra, que la institucional es mejor que la participtativa, o viceversa, hace poco honor a la democracia. Lo bueno de la democracia, precisamente, es que es de todos, no sólo de quienes más suya la sienten. 

dimecres, 15 de juny del 2011

Las cosas así no se hacen

Los indignados de Barcelona, ante el Parc de la Ciutadella.
El movimiento 15M ha provocado en mí varios estados de ánimo y opinión. Comencé desconfiando un poco de ellos, por lo absurdo o teóricamente inalcanzable de algunas de sus propuestas y continué por estar completamente de acuerdo con ellos, puesto que sus acciones de protesta fueron un ejemplo en todo el mundo. Creí que era necesario que se quedaran el máximo tiempo posible en Sol (y aún lo creo) puesto que es allí donde más se les va a ver, donde más van a ser un "problema" para los políticos. Así se hablará de ellos. Me indigna que les llamen "perroflautas", "guerrilla urbana" o incluso algún desalmado les ha llamado "kale borroka", y que se les desprestigie de forma banal mientras se apropian de sus propuestas (Esperanza Aguirre, por ejemplo, pedía esta semana listas abiertas, vaya, qué casualidad proponerlas ahora, después de que lo hicieran en la #AcampadaSol). El catedrático Jordi García opinaba en El País sobre las tácticas usadas contra el movimiento 15M y Antón Losada, define estos ataques en El Periódico como la "maquina de machacar al 15M". Todo ello recuerda a cómo el PP desprestigió al movimiento "Nunca Mais" tras el desastre del Prestige.

Pero desde hace unos días han cometido algunos errores de bulto, relacionados con la violencia. Es muy probable que se trate de "infiltrados" (como teoriza Carlos Carnicero en su blog) que, desde los partidos políticos y los Mossos, intentan desprestigiar el movimiento. No es nada nuevo, es una práctica que lleva décadas haciéndose aquí, en Estados Unidos y en todo el mundo. El movimiento hippie sufrió las mismas tácticas de demócratas y republicanos que no estaban de acuerdo con ellos y les consideraban "peligrosos" (¿qué hay menos peligroso que un hippie? ¿Bamby?). En fin, sin saber si son indignados o inflitrados, se han producido actos violentos y eso no se puede permitir. Y si se produce, el movimiento debe condenar esos actos con mucha más rapidez y celeridad. Se ha echado de menos un poco más de reflejos en este sentido. 

Otro acto que me parece un error es que los indignados de Barcelona no dejen pasar al Parlament a los diputados, ya que si hay algo democrático en este mundo es un parlamento y no dejarles entrar da pie a que los medios de ultraderecha te comparen con sus ídolos fascistas y eso hay que evitarlo. Hay que evitar meter la pata para que te desprestigien, sobretodo cuando tienes razón y luchas por derechos que no deberíamos haber perdido jamás. Hubiera sido muy preferible acampar igualmente ante La Ciutadella y abuchear a los políticos en masa. Es perfecto: Desprecias a la clase política, no agredes, no impides a nadie ejercer su derecho al trabajo y no te desprestigias, en un mismo acto. Además, si los Mossos actúan contra tí, es tu discurso el legítimo, no el suyo. Falta un asesor comunicacional y un politólogo, entre los amigos del 15M. Y rápido, o todo el trabajo hecho en este mes de existencia del movimiento se irá al garete por no haber sabido actuar en su momento adecuado de la forma adecuada.

A Mas le harían falta un par de trucos del viejo Pujol.

Por otra parte, lo de Artur Mas en helicóptero ha sido una "charlotada", una tontería supina, que lo único que hace es alejarle más, por los aires, del pueblo (Carnicero en su blog lo compara con la huída de De la Rúa tras el corralito en Argentina). Sabéis que disto mucho, pero mucho, de ser convergent, pero esto el viejo Pujol no lo hubiera hecho nunca. Él hubiera ido en coche, se hubiera acercado, hubiese bajado del vehículo oficial y discutido con los del 15M durante un buen rato hasta que les hubiesen dejado pasar y habría tenido a las cámaras encima durante todo ése rato. Un monstruo comunicacional, este Pujol. 

dilluns, 6 de juny del 2011

Pena de muerte (para delitos económicos)

Toda mi vida he estado siempre en contra de la pena de muerte. Siempre. Creo que la vida es sagrada y que jamás nadie tiene derecho a quitar una vida ajena, aunque es libre de hacer lo que desee con la suya propia. Y si alguien tiene menos derecho a quitar vidas, sin duda este es el Estado, que debe dedicarse a salvaguardar la vida de sus ciudadanos y habitantes. Siempre he creído que, si un hombre o mujer mata a otra persona, nunca debe ser el Estado quien condene a muerte a esa persona. El Estado está para proteger, no para asesinar. He tenido muchas discusiones con mi padre sobre este tema. Mi argumento siempre ha sido "si matan a uno de los nuestros y tú quieres ir y matarle, ve, pero no debe ser el Estado quien decida quien vive y quien muere". Precisamente por todas las dictaduras que hay y han habido en el pasado, creo que esto jamás debe ser definido por el Estado. 

El film Inside Job ha creado mucha
indignación en todo el mundo.
Pero hoy, tras ver la película-documental "Inside Job", he cambiado de opinión. No voy a hacer una crítica al uso de esta película, ni a hablar de la gran revelación que representa, sino que quiero hablar de sensaciones. Es una sensación que me traslada directamente a la plaza del Sol de Madrid. A los acampados, indignados, a aquellos que protestan por la injusticia de un mundo que NO HA HECHO NADA por perseguir a los instigadores de la mayor crisis de la historia de este planeta. Que NO HA HECHO NADA por perseguir aquellos que se han enriquecido. Tras ver Inside Job, he tenido una sobredosis de indignación, dirigida especialmente a todos aquellos que han conspirado por la desregulación del mercado financiero, de los que han promovido que el sistema siga EXACTAMENTE IGUAL tras esta crisis de la que aún no nos hemos recuperado y que ha provocado algo inimaginable: los bancos SON MÁS RICOS que antes de la crisis. Alucinante, indignante y simplemente vergonzante. Todo ello me ha llevado a una conclusión: hay que promover la pena de muerte para los delitos económicos. 

Algunos de los protagonistas del film "Inside Job". 
Sin termino medio, sin posibilidad de apelación, sin posibilidad indulto. Pena de muerte para aquellos banqueros, ejecutivos, directivos y asesores internos y externos que instiguen, promuevan, colaboren, asesoren o permitan por inacción cualquier tipo de delito económico que ponga en riesgo la viabilidad del sistema y la economía de las familias. Creo que sería una forma adecuada de presionar y alejar a cualquier tipo de especuladores, buitres económicos o tiburones financieros. De la misma forma, pena de muerte para aquellos políticos que no regulen las leyes de la economía de una forma más equitativa para la mayoría. Un ejemplo, las leyes hipotecarias, que obligan a seguir pagando una vez el banco te ha quitado la casa. Pena de muerte para aquellos políticos que en un periodo de 2 años no hayan cambiado estas leyes. Pero mi primera opción sería formar un grupo en el CNI de asalto, secuestro y tortura de aquellos directivos de las agencias calificadoras (Moody's, por ejemplo) que se dedican a especular con el riesgo de países como el nuestro y son, en realidad, culpables de la crisis económica que nos asalta desde hace 3 años y medio. Dando clasificaciónes AAA a empresas que dos semanas más tarde eran intervenidas o iban a la quiebra. Pero no pena de muerte rápida e indolora, no. Nada de inyeccioncitas, sillas eléctricas o guillotinas. No, creo más adecuado sistemas como la gota malaya, como el garrote vil y otro clase de torturas como las practicadas en Guantánamo. Tortura y ejecución para todos los mencionados, sí señor. Quizá así, los negocios se volverían a hacer de otra forma en el mundo. De forma honesta. 

PS: Obviamente, quiero aclarar que este post tenía unas altas dosis de ironía y sarcasmo. Yo, y cualquiera que esté indignado en Sol, estamos TOTALMENTE EN CONTRA de la pena de muerte, incluso para gentuza como la que aparece retratada en el film Inside Job. Aunque a muchos de ellos igual les sugeriría viajar en ciertas aerolíneas argentinas o chilenas que pertenecían a los militares en los años 70 y 80. No sé si me entendéis...