dimecres, 15 de juny del 2011

Las cosas así no se hacen

Los indignados de Barcelona, ante el Parc de la Ciutadella.
El movimiento 15M ha provocado en mí varios estados de ánimo y opinión. Comencé desconfiando un poco de ellos, por lo absurdo o teóricamente inalcanzable de algunas de sus propuestas y continué por estar completamente de acuerdo con ellos, puesto que sus acciones de protesta fueron un ejemplo en todo el mundo. Creí que era necesario que se quedaran el máximo tiempo posible en Sol (y aún lo creo) puesto que es allí donde más se les va a ver, donde más van a ser un "problema" para los políticos. Así se hablará de ellos. Me indigna que les llamen "perroflautas", "guerrilla urbana" o incluso algún desalmado les ha llamado "kale borroka", y que se les desprestigie de forma banal mientras se apropian de sus propuestas (Esperanza Aguirre, por ejemplo, pedía esta semana listas abiertas, vaya, qué casualidad proponerlas ahora, después de que lo hicieran en la #AcampadaSol). El catedrático Jordi García opinaba en El País sobre las tácticas usadas contra el movimiento 15M y Antón Losada, define estos ataques en El Periódico como la "maquina de machacar al 15M". Todo ello recuerda a cómo el PP desprestigió al movimiento "Nunca Mais" tras el desastre del Prestige.

Pero desde hace unos días han cometido algunos errores de bulto, relacionados con la violencia. Es muy probable que se trate de "infiltrados" (como teoriza Carlos Carnicero en su blog) que, desde los partidos políticos y los Mossos, intentan desprestigiar el movimiento. No es nada nuevo, es una práctica que lleva décadas haciéndose aquí, en Estados Unidos y en todo el mundo. El movimiento hippie sufrió las mismas tácticas de demócratas y republicanos que no estaban de acuerdo con ellos y les consideraban "peligrosos" (¿qué hay menos peligroso que un hippie? ¿Bamby?). En fin, sin saber si son indignados o inflitrados, se han producido actos violentos y eso no se puede permitir. Y si se produce, el movimiento debe condenar esos actos con mucha más rapidez y celeridad. Se ha echado de menos un poco más de reflejos en este sentido. 

Otro acto que me parece un error es que los indignados de Barcelona no dejen pasar al Parlament a los diputados, ya que si hay algo democrático en este mundo es un parlamento y no dejarles entrar da pie a que los medios de ultraderecha te comparen con sus ídolos fascistas y eso hay que evitarlo. Hay que evitar meter la pata para que te desprestigien, sobretodo cuando tienes razón y luchas por derechos que no deberíamos haber perdido jamás. Hubiera sido muy preferible acampar igualmente ante La Ciutadella y abuchear a los políticos en masa. Es perfecto: Desprecias a la clase política, no agredes, no impides a nadie ejercer su derecho al trabajo y no te desprestigias, en un mismo acto. Además, si los Mossos actúan contra tí, es tu discurso el legítimo, no el suyo. Falta un asesor comunicacional y un politólogo, entre los amigos del 15M. Y rápido, o todo el trabajo hecho en este mes de existencia del movimiento se irá al garete por no haber sabido actuar en su momento adecuado de la forma adecuada.

A Mas le harían falta un par de trucos del viejo Pujol.

Por otra parte, lo de Artur Mas en helicóptero ha sido una "charlotada", una tontería supina, que lo único que hace es alejarle más, por los aires, del pueblo (Carnicero en su blog lo compara con la huída de De la Rúa tras el corralito en Argentina). Sabéis que disto mucho, pero mucho, de ser convergent, pero esto el viejo Pujol no lo hubiera hecho nunca. Él hubiera ido en coche, se hubiera acercado, hubiese bajado del vehículo oficial y discutido con los del 15M durante un buen rato hasta que les hubiesen dejado pasar y habría tenido a las cámaras encima durante todo ése rato. Un monstruo comunicacional, este Pujol. 

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