diumenge, 22 d’abril del 2012

Goodbye, TVE

Uno que es periodista, se siente descorazonado cuando escucha noticias como las del fin de la independencia de TVE. El pasado viernes, tras el consejo de ministros, se anunció que por Decreto Ley se ha modificado la ley para elegir el presidente de RTVE. La nueva fórmula se carga de hecho la independencia de TVE por varias razones. La primera es que se reduce de 12 a 9 los representantes del consejo (maniobra tomada simplemente para echar a los sindicatos de dicho consejo). La segunda es que, como escribe B. Toribio en LaInformación.com, "si la elección del presidente y los consejeros de RTVE no consigue el respaldo de dos tercios del Congreso de los Diputados -tal y como que se exige ahora-, se producirá una segunda votación en la que se podrá elegir al nuevo consejo de RTVE con mayoría absoluta". Con esta reforma, como han afirmado desde el propio Consejo de Informativos de RTVE, la independencia del ente está en peligro. 

Ello deja obviamente al PP con la posibilidad de elegir al presidente de TVE que ellos quieran por mayoría absoluta y sin consenso alguno. Es un detalle feo que ensucia la imagen de transparencia (disculpen si no me río) que estaba intentando presentarnos el Gobierno. La televisión pública, a pesar de lo que vociferaban algunos desde el partido conservador (por cierto, ninguno de ellos periodista), había llegado a cotas de independencia nunca vistas en un ente público de este país, con ningún partido. Zapatero, ése hombre de quien ya casi se acuerda si no es para decir que la culpa es suya, instauró una ley que permitía a los periodistas (esos seres tan peligrosos, porque se dedican a desvelar lo que alguna gente quiere ocultar) escoger qué noticias eran las más interesantes y qué tono se iba a aplicar para presentarlas al gran público. Es decir, dio independencia al sector periodístico en un ente público. 

Al parecer, esto al Partido Popular le parece que está mal, que es intolerable, ya que se ha decidido a cambiarlo. Al parecer, el que nos hayamos acercado a la celebérrima BBC durante unos años, es demasiado peligroso para un partido político que acaba de llegar al gobierno y que quiere tener controlado cualquier aspecto de la vida pública de este país. Bravo, eso es transparencia. 

A pesar de lo que muchos creen, el periodismo tiene un objetivo, desvelar aquello que alguien con poder quiere ocultar. Para ello, necesita independencia, necesita medios, necesita no autocensurarse y necesita que su director sea valiente, para soportar las presiones políticas. Iñaki Gabilondo opinaba sobre esto en su blog de forma rotunda y poniendo los puntos sobre las íes. Todos podemos nuestra propia opinión sobre el asunto, pero si vamos a los datos, comprobamos que antes de esta etapa de independencia periodística, se condenaba a Urdaci por manipular informaciones (el famoso caso que obligó al navarro a decir eso de "C-C-O-O") y durante ella, se galardonaba a periodistas de la casa con premios periodísticos europeos. Vamos, lo mismo.

dissabte, 14 d’abril del 2012

Monarquía o III República

Un activista, reivindicando la III República ante el Parlamento español.
Uno nunca ha sido muy monárquico. Tampoco he sido muy republicano. Lo cierto es que nunca he reflexionado mucho sobre este tema. Pero en realidad, es algo de pura lógica, cualquier persona con mínimas convicciones democráticas debería ser republicana, ya que, de la misma forma que no creo en la religión cristiana, no debería creer en la monarquía. Si no creo en un dios hacedor del universo, no debería creer en un sistema de reino hereditario por la gracia de Franco. En España, a pesar de lo que dicen, hay pocos monárquicos. Unos son más JuanCarlistas que monárquicos, otros son de convicción republicana y otros son franquistas resentidos que creen que el Rey les traicionó a ellos y a los suyos. Sea como sea, cuando fallezca el Rey debería abrirse un debate serio sobre el futuro de nuestro país. No sé yo si los políticos actuales van a estar a la altura (en realidad, estoy seguro de que no), pero va a ser necesario tener una valentía, un sentido de Estado y unas firmes convicciones democráticas que actualmente no veo por ninguna parte en la clase política actual (y como siempre, me refiero las cúpulas de los partidos).

Pero eso nos deja varias reflexiones. La primera es sobre ése argumento que dice que "los presidentes de República siempre se enriquecen a costa del pueblo". A eso es fácil responder que ya lo hace ahora la família real y, por otro lado, ¿qué hay más democrático que permitir a cualquier familia española enriquecerse a costa del pueblo, en lugar de ser siempre la borbónica? En segundo lugar, ante el argumento de "¿Y quienes serían candidatos a la Presidencia de la República? ¿Aznar, González y Anguita? ¡Para eso no cambiamos!" se podría argumentar que "hombre, personas mayores en los partidos españoles hay muchas, seguro que a alguien competente encontraríamos, aparte de a estos tres". 

Eneko presenta en una viñeta su visión
de cómo renacerá la III República.
Pero creo que lo realmente fundamental sería definir claramente qué atribuciones tendría un presidente de la III República Española. ¿Qué poderes tendría? ¿Sería meramente representativa como el Rey? Ya puestos, mejor darle alguna atribución más, ya que te pones a cambiar el sistema estructural del país ¿Sería como un presidente francés, como uno alemán, como el presidente de EE.UU. o un Primer Ministro británico? Es todo un debate, aunque el modelo europeo me parece más adecuado y parlamentario que el anglosajón. La diferencia es quien tiene el poder real, el presidente de la República o el presidente del Gobierno. ¿Y quien elige al presidente del Gobierno en una República? ¿Lo deben eligir los electores o el presidente de la República a dedo? Son todas ellas cuestiones fundamentales para el futuro del país. ¿Y qué país queremos? ¿Uno centralista o uno federal/autonómico? ¿Damos representatividad específica a ciertas regiones históricas o seguimos con la estupidez del "Café para todos" del actual marco autonómico?

Yo, puestos a elegir, prefiero un estado federal en el que cada región escoja si quiere ser dependiente del Estado Central o ser un Estado Federal/Nación con competencias propias. Que cada uno decida qué quiere ser, en lugar de un modelo centralista francés o una autonómico español. En este sentido (y sólo en este) Alemania debe ser nuestra guía. No sólo porque es un sistema altamente eficiente (más por los propios alemanes que por el sistema en sí, lo reconozco), sino también porque da la libertad a cada región de decidir el modelo que más le beneficia. Eso, aunque muchos estén en contra, sólo hace que beneficiar al conjunto del país, porque las sensibilidades históricas quedan satisfechas y porque el crecimiento económico de cada región es proporcional a su esfuerzo, ingenio y modelo productivo. 


Pero no me engaño. Esto es España. Aquí somos incapaces de ponernos de acuerdo en nada, dudo mucho que nuestros actuales políticos tengan suficiente altura de miras en temas tan fundamentales como los que planteaba en el tercer párrafo de este post. Hay demasiadas herencias políticas, ideológicas y guerracivilistas  como para conseguir el reseteo necesario que este país necesita. Quizá, después de todo, la monarquía es lo más práctico, que ya se sabe que las reformas las carga el diablo y, conociéndonos acabaríamos en una dictadura sin darnos ni cuenta... OH WAIT!