dimarts, 19 de novembre del 2013

Ley de Represión

No me gusta hablar de leyes porque no soy abogado, ni experto en estos temas, pero la música que suena en el anteproyecto de la mal llamada "Ley de Seguridad Ciudadana" tiene una melodía muy parecida a las leyes de represión de antaño. No es por hacer el símil barato de PP=Franquismo, pero lo cierto es que este partido demuestra ley a ley y declaración a declaración, que prefiere amenazar con endeudar a la población de por vida si se manifiestan contra el sistema a mantener la libertad de expresión y manifestación. Esa locura de la que que algunos demócratas estamos tan orgullosos, el poder decir lo que pensamos, tanto en las redes como en las calles. 

Esta nueva versión de la Ley de Vagos y Maleantes sancionará con entre 30.001 y 600.000 las manifestaciones ante el Congreso de los Diputados y los escraches (aunque ya hace meses que no se produce ninguno) "siempre y cuando no se comuniquen previamente e independientemente estén o no los diputados reunidos", es decir, los participantes en cualquier manifestación espontánea podría recibir multas que les endeudarían de por vida, al tratarse de una infracción administrativa muy grave. Pero no sólo eso, porque quienes la convoquen en las redes sociales, recibirán el mismo castigo económico, con lo ambiguo que puede ser el término "convocar" en una red social. Básicamente, todo esto puede resumirse en lenguaje llano como la clásica REPRESIÓN de toda la vida. 

Recibirán el mismo castigo (entre 30.001 y 600.000 euros de multa) aquellas personas que usen imágenes y fotografías de miembros y cuerpos de Fuerzas y Seguridad del Estado, es decir, se pena a aquellos ciudadanos que graben o fotografíen a los policías, para evitar, ni más ni menos, poder demostrar casos como la paliza al empresario gay de Barcelona asesinado por un grupo de Mossos, las cargas desproporcionadas e injustificadas en manifestaciones del 15M y de cualquiera de sus mareas o las agresiones policiales a ciudadanos, como las sucedidas en la estación de Atocha de Madrid el 25 de septiembre de 2012. De nuevo, REPRESIÓN y legislación para evitar la persecución judicial del brazo armado del poder político.

También serán castigadas, con multas de entre 1.001 y 30.000 euros, las alteraciones del orden público usando capuchas o gorros para evitar la identificación o las amenazas, coacciones o vejaciones (lo que sería insultar) a los policías, al considerarse infracciones administrativas graves. Imagino que a los policías infiltrados que alteraron el orden público en varias manifestaciones se les caerá el pelo si vuelven a hacerlo (Modo Ironía ON, por si no se había notado). He dejado en el tintero muchos temas que trata esta ley, pero podéis leer sobre ella más a fondo en estos artículos de ElDiario.es, El País o El Mundo.

Probablemente, la ley se va a aprobar este viernes, a falta de pasar por varios ministerios, pero parece bastante claro que con la mayoría absoluta de PP no se va a modificar en demasía (por no decir casi nada). Si nos manifestamos, es posible que la retrasen una o dos semanas, como ya sucedió con la ley de Educación de Wert, pero la acabaran aprobando de todas formas. Y España seguirá incesantemente caminando hacia una dictadura, ley a ley, día a día, en la que estará penado manifestarse, en la que se seguirán robando derechos uno a uno y en la que, cuando el gobierno del PP se marche, costará mucho volver a dejar el Estado como estaba, ya que muy posiblemente apenas quede nada de él.

Como decía esta mañana @Arma_pollo en Twitter...


diumenge, 3 de novembre del 2013

Caballos de Troya

En esta presunta democracia, detectamos que últimamente hay partidos que comienzan a posicionarse en la sociedad, tomando la delantera a los clásicos PPSOE. Son partidos que no tienen encima el peso de gobernar, por lo que pueden campar a sus anchas en la zona en la que han estado siempre, la oposición. Y la utilizan más sabiamente que sus adversarios políticos, puesto que son nuevos en el juego y han aprendido de los errores de sus contrincantes. Hay que reconocerles que están actuando inteligentemente, a pesar de que uno (yo, al menos) jamás les votaría. 

Tanto en el caso de UPyD como en el de Ciutadans han sabido posicionarse bien en un electorado descontento, el primero, y en un electorado unionista en Cataluña, el segundo. En el caso del partido magenta de Rosa Díez, quien ha sido reelegida como líder absoluta de su partido con un 93% de los votos, ha recogido apoyos de descontentos del PP y del PSOE y mayoritariamente ha aglutinado en los últimos tiempos una buena parte de los liberales más puros y austríacos de la sociedad española, que no se sentían a gusto con el nacionalcatolicismo que impregna buena parte (aunque no todo) el Partido Popular. Además, los spin doctors de este partido han sabido mantener durante casi una semana a UPyD en las portadas de los periódicos, lo cual viviendo en la sociedad bipartidista que vivimos, tiene su mérito. La polémica en Asturias o las tensiones entre PSOE y PSC provocadas por una votación en el Congreso propuesta por UPyD han ayudado a tener muy presente a este partido y a su Primer Congreso en los medios. Y más sí tus contrincantes te hacen publicidad gratis, como hizo ayer Elena Valenciano. Incluso hace un par de semanas Toni Cantó estuvo relativamente bien en su intervención ante el Ministro Montoro

Por su parte, el Unionismo de Ciutadans se ha mimetizado muy bien con el independentismo, es decir, concretamente en su transversalidad, por lo que los unionistas pueden apoyarlo sean de la ideología que sean, si su objetivo es que Cataluña siga siendo parte de España. Esta estrategia de copiar al adversario, posicionándose en un lado opuesto no es nueva, pero sigue siendo muy efectiva. Sobretodo si vemos a su líder Albert Rivera paseándose por las tertulias de la capital y siendo, mal que nos pese a algunos, el personaje de la derecha más sensato que ha pasado por esos platós. Sus comentarios, cuando no habla de Cataluña, suelen tocar con los pies en el suelo, utilizar un lenguaje cercano sin abusar de populismos y hablar a la gente corriente, no a los votantes del PP o del PSOE que ya se saben el discurso, sino a los espectadores que ya se han cansado de ellos. Intenta (y lo consigue fuera de Cataluña) parecer un político normal, algo que escasea mucho en este país y por eso destaca tanto en los últimos tiempos. En mi editorial del pasado jueves en La Plaza en Llamas destaqué que echaba mucho de menos a la derecha respetuosa que encontramos en otros países. Albert Rivera quiere representar este tipo de derecha moderada y respetuosa, usando descaradamente el Unionismo como su principal caballo de batalla tanto dentro como fuera de Cataluña, aunque tenga que apoyar las más peregrinas teorías sobre persecuciones lingüísticas. 

Tanto para UPyD como para Ciutadanns, Cataluña es uno de los principales caballos de batalla, que usa para atacar a sus contrincantes, ya sea el Perdido Socialis...  perdón, Partido Socialista, como el PP. Y por desgracia para esta democracia, lo están utilizando muy bien, consiguiendo un protagonismo para UPyD y Rosa Díez. Creo que estos dos partidos no son precisamente una esperanza para nuestro país, más bien todo lo contrario, son caballos de Troya que utilizan las debilidades del sistema para atraer la atención sobre ellos mismos (como han hecho también el PP y el PSOE durante décadas). Lo malo de estos caballos de Troya es que, si alguna vez llegan al poder y a pesar de lo que proponen ahora en la oposición, extrañaríame mucho que reformasen la democracia. Sobre todo porque es muy difícil reformar la democracia cuando llevas más de 30 años viviendo de ella (en el caso de Rosa Díez) o cuando eres un político joven y ávido de poder, como en el caso de Albert Rivera. Además, el poder ya se encarga de que no lo reformes demasiado cuando, tras una larga y ardua escalada, llegas a su lado.