dimarts, 29 de desembre del 2015

Reflexiones navideñas sobre Cataluña y España

La política tiene giros inesperados y en ocasiones, caprichosos. Quien nos lo iba a decir que hallaríamos tantos paralelismos entre la política catalana y estatal, siendo al final casi un calco la una de la otra. Dos escenarios de difícil investidura, dos situaciones de difícil solución y mucho papel de periódico por vender en las próximas semanas. Mientras en mi tierra natal vemos un sorprendente empate en la asamblea de la CUP (había un 1,44% por ciento de posibilidades de que se produjera), en el Congreso de los Diputados vemos como el Neobipartidismo hace casi imposible la elección de un Gobierno estable. En realidad este hecho, la mal-llamada ingobernabilidad, no debe ser tan aterrador como algunos lo pintan. En Bélgica se pasaron casi un año sin gobierno y la gente allí, encantada. Mi buen amigo Pep Solano, que ha vivido en Bruselas por varios años, me contaba la tranquilidad con la que la gente vivía a pesar de no tener un ejecutivo formado, lo que quita algo de trascendencia (que nunca viene mal) a todo este circo político que a algunos tanto nos apasiona. 

Pedro Sánchez, sec. gral. del PSOE (foto de El Mundo).
Belgas aparte y volviendo a la península, el escenario político actual es histórico en varios sentidos. En España el PSOE vive, de nuevo, jornadas históricas que pueden llevarlo a ejercer el deporte favorito de este partido, la autodestrucción. Sin ser un líder carismático, ni prestigioso, ni talentoso ni poco más que tener una apariencia atractiva, Pedro Sánchez puede verse envuelto en una noche de los cristales rotos que cambie su etiqueta de "Pedro el Guapo"  a otra más lúgubre, "Pedro el Breve". La baronesa andaluza, Susana Díaz, arrendadora de los apoyos que Sánchez consiguió en la carrera hacia la secretaría general, podría decidir cortar la cabeza al susodicho si decide pactar con Podemos. Las luchas internas son encarnizadas en la casa socialista y más después de los mediocres resultados obtenidos el 20-D. Mucho deberá demostrar Sánchez para sobrevivir a tal envite y ganaría algo de respeto interno y externo si lo consigue. 

Al igual que como le pasa a Rafa Benítez, entrenador de la casa merengue, su cabeza pende de un hilo: en el caso de Sánchez, la próxima investidura. Haga lo que haga, podría acabar como el ínclito que Ned Stark, ya que si se abstiene en la segunda votación permitiría un gobierno de Rajoy, lo que sería un lastre electoral demasiado grande para un débil PSOE. De no abstenerse, será tildado como poco de traidor por los patrocinadores del bipartidismo. De aceptar un gobierno de concentración con el PP "a la alemana", incumpliría lo que ha repetido muchas veces en campaña y muchos podrían constatar el mantra que se ha ido confirmando día a día desde el 15M, que en el fondo ambos partidos son lo mismo. Aunque al Ibex 35 y a Felipe González les parezca una excelente idea, ello conllevaría la definitiva desaparición del PSOE. Y en el cuarto escenario, unas nuevas elecciones, el panorama tampoco sería muy halagüeño para los socialistas, ya que la tendencia es que los emergentes sigan subiendo, a pesar del pinchazo inicial de Ciudadanos. Sea como fuere, la tendencia de los de Pablo Iglesas sí continuaría adelante tras unas nuevas elecciones y podría llegar a conseguir un sorpasso, visto el desastre interno que, una vez más, está viviendo el PSOE, y más aún si la baronesa Díaz da un paso adelante. No se trata de que la presidenta andaluza sea mala candidata, tenga poco carisma o no tenga dominado a su partido, se trata de que más allá del voto interno, los inquietos votantes socialistas podrían ver en el nuevo degüello de su líder (por muy débil que este sea), una nueva demostración de que su partido no sabe hacia donde va.

Pablo Iglesias y Rajoy, durante su conversación
sobre la investudura (foto ABC).
Legislatura efímera y más
El hecho que se hable mucho más de Pedro Sánchez que de Rajoy tras el 20-D ya es muy indicativo de las escasas posibilidades que el aún presidente pueda ser reelegido. Por mucho que Rajoy se empeñe, en decir que España necesita un "Gobierno de amplio apoyo mayoritario", lo cierto es que tiene escasas o nulas posibilidades de conseguirlo. Dado que el PP se ha pasado las tres últimas legislaturas (como poco) ninguneando, demonizando, insultando o amenazando a los partidos de la oposición (no nos olvidemos de varias frases intimidatorias del ministro Montoro) lo lógico es que estos no estén dispuestos a pactar con Rajoy cuando más lo necesita. Quien siembra vientos recoge tempestades y en el PP lo van a comprobar, por mucho que crean estar en una democracia presidencialista. Lo más probable es que, aunque Rajoy o Sánchez consiguiesen ser investidos, lo serían a un alto precio y con una incertidumbre y soledad tales que cualquier moción de censura o incluso de confianza podría echarles a la calle. El río revuelto lo aprovecharán los partidos nuevos, que a pesar de no conseguir los resultados esperados por encuestas y sondeos, han hecho una entrada más que correcta para partidos de nuevo cuño parlamentario. O por lo menos, la que hubiesen soñado en IU o UPyD.

Son de destacar también los misteriosos movimientos que han ido uniendo a partidos tan dispares como Podemos y el PP. Los elogios de Rajoy preelectorales a la formación de Pablo Iglesias han dado mucho jugo en confidenciales y espacios conspiranoicos sobre un posible pacto secreto para acabar con la casa socialista y minimizar el ascenso del "efecto Ciudadanos" auspiciado por el Ibex. Si a ello sumamos que los dos líderes fueron los que más tiempo estuvieron reunidos en las conversaciones por la investidura y que Iglesias apenas criticó a Rajoy en la rueda de prensa posterior, el menú de conspiranoia política está servido.  

Escenarios pintorescos a la catalana
La asamblea de la CUP, que acabó en un sorprendente 
empate a 1515 (Foto "20 minutos").
En Catalunya, hemos visto un nuevo retraso del futuro nacional, con el surrealista empate entre los delegados de la CUP en la votación que debía decidir si investir o no a Artur Mas como President. Sea como fuere, el resultado de esa votación tampoco debería haberse llevado a cabo por unos pocos votos. A pesar de que como persona cercana al 15m me fascine que el futuro (no de un país, sino de dos) se decida en una asamblea, investir al President de la Generalitat es un acto con la suficiente importancia como para que lo puedan decidir sólo 3.500 personas. Dicho esto, lo cierto es que los votantes de este partido anarquista entregaron sus votos bajo la prerrogativa de que no se iba a investir al líder convergent y ese apoyo electoral debería ser suficiente como para que se decidiera el partido en este sentido. 

Ello, siendo coherente con el discurso de la CUP, sería un tropiezo para el proceso independentista que también defiende este partido, dado el empeño de Junts pel Sí de no cambiar de candidato. La jugada estratética inteligente probablemente debería ser convocar nuevas elecciones (a pesar del riesgo de no conseguir por segunda vez un mayoría absoluta independentista). Y si en ERC estuviesen un poco avispados, deberían ir por separado, dado el lastre que supone actualmente tanto las marcas de Convergència, de Artur Mas o incluso la recién inaugurada Democràcia i Llibertat. Ello les podría dar la victoria electoral y la posibilidad de formar Gobierno con la CUP, si consiguen quitar el electorado de los de Mas. Pero eso es mucho suponer de ERC, de los convergents y de la CUP. El futuro en unas posibles elecciones catalanas en marzo es todavía incierto porque tres meses en política son una pequeña eternidad y Artur Mas ha demostrado ser un superviviente, le pese a quien le pese.

El caricaturista Ferreres, de El Periódico, ha analizado
brillantemente el empate de la CUP con esta viñeta.

dimarts, 15 de desembre del 2015

Venezuela, delfines y debates

En el programa Vida digital podréis escuchar mi sección mensual. Este mes, en el minuto 36:20 aprox. 



Texto: 
Hoy quiero empezar hablando de Venezuela, un país polémico donde los haya, que acaba de celebrar una elecciones parlamentarias que han supuesto una clara derrota del chavismo. Hay quienes afirmaban que este movimiento, el chavismo, perduraría por los siglos de los siglos, pero tras la muerte de su creador, lo cierto es que era complicado aguantar una estructura semejante sin los recursos económicos que el petróleo proporcionaba al país. Tras la crisis de esta materia prima y la fuerte caída de los precios, el mal-llamado régimen chavista lo ha tenido muy complicado para salir adelante. Y más con una figura tan poco carismática como Nicolás Maduro, quien es más un gestor gris que un parlamentario elocuente. Lo cierto es que cuando muere un líder o cae en desgracia es siempre muy complicado sustituirle. De hecho, lo más habitual es que el partido de ese líder caiga en la oposición para recuperarse, a menos que haya un delfín a la altura de las circunstancias, hecho que en realidad pocas ocasiones ocurre.

En España lo hemos vivido muchas veces, como en el caso de Aznar y Rajoy en el Gobierno o el caso de Pujol y Artur Mas en la Generalitat, casos en los que ambos delfines tuvieron que perder dos elecciones para conseguir devolver su partido al poder. Es cierto que en ocasiones ocurre, que un delfín es elegido, pero suelen ser presidencias de poco recorrido, de una legislatura como máximo, como en el caso de Margaret Thatcher y y su delfín John Major, quien fue derrotado por Tony Blair el año 97, o en Cataluña ocurrió con Pascual Maragall y su delfín José Montilla.

El caso es que, volviendo a Venezuela, la reelección de Nicolás Maduro va a ser realmente complicada en 2019, porque va a tener el parlamento en contra y le va a ser realmente complicado gobernar. Y de hecho, aunque pretenda llegar hasta el fin de su legislatura, en Venezuela, a pesar de que la llaman dictadura, tienen una figura legislativa, el proceso revocatorio, que permite echar a un presidente por medio de referéndum. Curiosa dictadura la que celebra elecciones en las que puede perder su líder y que tiene un proceso para echarlo si el pueblo lo decide. Pero nomenclaturas a parte, el chavismo, a menos que sepa renovarse y coger fuerza como ha hecho recientemente el PRI en México o como ha hecho en incontables ocasiones el peronismo en Argentina, parece que tiene por delante una carretera llena de curvas.

Debate a cuatro 
Por cierto, cambiando de tema, el lunes 7 se ha celebrado en España el primer debate a cuatro. Lo que podemos denominar el Neobipartidismo (es decir, a los tradicionales PP y PSOE se le suman los partidos emergentes Podemos y Ciudadanos) ha supuesto un cambio de formato en el que en lugar de un debate cara a cara, se apostó por uno a cuatro esquinas, excluyendo a dos de los partidos minoritarios de las últimas elecciones, UPyD e Izquierda Unida. El debate nos dejó muchos detalles interesantes, empezando por el formato, mucho menos rígido que cualquiera delos otros celebrados, aunque aún hubiera que mejorar muchos aspectos. Ni los presentadores ni los políticos parecían muy acostumbrados al modelo y se vio cierta rigidez en un formato que, a pesar de mejorar los anteriores, pudo ser mucho más dinámico. 

Por otro lado, el hecho más destacado fue la ausencia del presidente Rajoy, que por si alguien lo ha olvidado es candidato a estas elecciones y se excusó diciendo que no podía atender por “problemas de agenda”, que es quizá la excusa más pobre desde “mi perro se ha comido los deberes” o “mamá, mamá, me duele la barriguita, no puedo ir al debate, ya si eso manda a Soraya pa’ que se coma el marrón”. Ausentes aparte, está claro que el debate lo ganó un Pablo Iglesias que hizo un excelente minuto final, por encima de un dubitativo Albert Rivera, una vicepresidenta que recitaba en exceso de memoria o un Pedro Sánchez que, una vez más, desaprovechó la ocasión de dejar claro que es algo más que un maniquí alto y guapo. 

La victoria de Podemos en este formato es lógica, porque Pablo Iglesias domina la televisión mejor que cualquiera de sus contrincantes. Lo que nos hace sospechar un poco más es que medios muy afines al gobierno, o el propio ejecutivo en privado, decreten tan vivamente esta victoria del candidato de la coleta, que podría entenderse como una estratagema para debilitar al gran rival del Partido Popular en estas elecciones, Albert Rivera y sus Ciudadanos. El candidato catalán no estuvo tan mal como algunos medios y tertulianos le pintan en sus crónicas y comentarios, pero sí es cierto que se le notó incómodo en determinadas partes del debate y que no cumplió con las altísimas expectativas que se habían puesto sobre él. En definitiva, fue un debate histórico en varios sentidos y que merece que recuperéis de la web de Atresmedia si no habéis tenido oportunidad de verlo.

diumenge, 15 de novembre del 2015

Redes sociales y Televisión

En el programa Vida digital podréis escuchar mi sección mensual. Este mes, en el minuto 81. 




Este mes os quiero hablar de las redes sociales como complemento de otros medios como la radio y la televisión. Está claro que la forma de comunicarse ha cambiado y que las redes han supuesto un gran avance en este sentido. Hace unos años para que tu opinión se escuchase en un medio de comunicación tenías que mandar una carta, un email o llamar por teléfono. La aparición de las redes ha facilitado muchísimo la aportación del ciudadano en los programas. Aunque siguen existiendo filtros tanto en radio como en televisión es cierto que la facilidad con la que hacemos llegar un mensaje nos permite al común de los mortales la posibilidad de tener nuestro minuto de gloria con la aparición de un tuit en nuestros programas favoritos.

Pero ¿han cambiado las redes a los medios de comunicación? Yo creo que sí, claramente. De forma inesperada, en Twitter se ha convertido en un nuevo método de audiencia televisiva y radiofónica. La respuesta social que tiene un programa, el éxito de sus hashtags, son sin duda un método de medir la aprobación o desaprobación del público a los contenidos que se les ofrece. Es además un método inmediato, con lo que mientras se emite el programa un director del mismo puede detectar si los contenidos están gustando o no. El patio de vecinas en el que se ha convertido Twitter permite a muchos ejecutivos de televisión valorar el éxito de sus contenidos, más allá de la audiencia tradicional. Más de un programa se ha salvado o ha regresado gracias a la buena acogida social. La influencia de un programa de televisión o radio es ahora medible más allá de la gente que lo ve o que lo escucha.

Es conocida la competencia televisiva entre programas de debate político como “La Sexta Noche” de La Sexta y “Un tiempo nuevo” de Cuatro y Telecinco. Está claro que, más allá de la audiencia, el programa de debate de laSexta gana por goleada ya que cada fin de semana vemos 3 o incluso 4 hashtags del programa de Iñaki López y sólo uno o ninguno del debate de Mediaset. Eso no significa que guste más, sino que se habla más de él, que es más polémico, que provoca más reacciones, sean favorables o desfavorables. Esa es en realidad la importancia de las redes sociales y la televisión, que son capaces de aportar el matiz en directo de lo que se está emitiendo, más allá de demostrar que un programa se está viendo más que otro.


Además de ser una fuente de información, o en ocasiones de desinformación, las redes han proporcionado un termómetro de la indignación social en directo. Uno de los ejemplos más claros fue el programa de laSexta “Salvados” de Jordi Évole, en el reciente debate entre Pablo Iglesias y Albert Rivera, en el que las valoraciones de ambos candidatos, el estado de los mismos o las preguntas de Évole eran valoradas por los espectadores. O el caso más sintomático de la historia reciente de la televisión, el programa “Operación Palace”, que demostró hasta qué punto los espectadores se iban creyendo o no el relato que Jordi Évole les iba contando. La polémica duró varios días, incluidos sus hashtags que obligó al propio presentador a disculparse por la broma. 

dijous, 15 d’octubre del 2015

Política e Internet

Nos estrenamos en el programa Vida digital, en el que hablaremos de política y redes sociales, internet y, en general, de la llamada vida digital, entre otros asuntos. Este mes, nos encontraréis a partir del minuto 63.




Hoy vamos a comenzar haciéndonos una pregunta. ¿Saben los políticos y los partidos políticos usar internet? ¿Saben sacarle provecho? Mi conclusión es que en el caso de los partidos tradicionales no, no tienen ni puñetera idea. La mayoría de este tipo de partidos, por lo menos en España, viven políticamente en los años 80 y 90 y esto de las redes sociales e internet lo ven muy lejos o le tienen demasiado miedo como para meterse en ello. En parte tienen razón, ya que si no dominas el medio, internet puede tener muchos más peligros que beneficios. Pero hacer una política como hace 30 años la verdad es que lo único que hace es alejarte de tu propia gente.

Para poneros un ejemplo, en las redes sociales hemos visto cómo partidos políticos utilizan hashtags para dar apoyo a una causa que habitualmente se llena de gente contraria para burlarse del propio hashtag. Hay que tener mucho cuidado al elegir una etiqueta de las redes porque si tiene doble interpretación puede provocar el ejemplo contrario al que estabas buscando. Es algo que ocurre tanto en Latinoamerica como en España. Estoy seguro que cualquiera que nos oiga tiene un ejemplo al respecto. Pero para que me entendáis, os pondré el ejemplo de uno creado por el Partido Popular en España.

Entre 2013 y 2015 este partido ha vivido tiempos complicados por escándalos de corrupción. En busca de una limpieza de cara, sus miembros más destacados hicieron pública su declaración de la renta, para intentar mostrar una pizca de transparencia. En las redes sociales, este partido exigió al jefe de la oposición, entonces Alfredo Pérez Rubalcaba, que hiciera lo mismo, que hiciera pública su declaración de patrimionio. Pero ¿Cómo lo hizo? Evidentemente lo hizo con un hashtag… y no se les ocurrió otro que “#QuelaenseñeRubalcaba”. Y claro, como os podéis imaginar la respuesta de los tuiteros tuvo proporciones épicas. Ese hashtag se volvió en contra de su propio partido, llenándose de bromas fálicas de todo tipo, con fotografías de objetos y animales en forma de príapo o referencias a conocidos actores porno. @TapasdospuntoCero tuiteaba por ejemplo “Después de que la enseñe Rubalcaba, que la enseñe Nacho Vidal y verás qué gracia”.

En fin amigous, que hay que tener mucho cuidado con las acciones políticas que fomentamos en las redes sociales y en acciones que proponemos cuando estamos en la oposición o en el gobierno. Porque la campaña de un partido de la oposición puede ser burla de ese mismo partido cuando está en el gobierno, con solo un par de años de diferencia. Por poneros un rápido ejemplo, la campaña #NoMásIva del Partido Popular cuando estaba en la oposición, sirvió de arma arrojadiza contra este mismo partido cuando llegó al gobierno y subió ese mismo impuesto. En fin, hoy os he puesto dos ejemplos de PP. Prometo en próximas ediciones poneros ejemplos de otros partidos e incluso de campañas latinoamericanas, pero lo cierto es que para hablar del tema que hemos tratado estos dos ejemplos me venían que ni pintados.

dilluns, 12 d’octubre del 2015

Benditas redes

Me permitiréis que hable un poco de mi profesión, el periodismo. Llevamos años viendo cómo la prensa escrita pierde lectores, pierde apoyos y, en definitiva, pierde el norte. El ejemplo del periódico El País es casi el más sangrante de todos. No es que fuera la perfección hecha periódico hace unos años, pero desde luego e irrefutablemente era el periódico de referencia en este país. Ahora, pobres, no llegan a aspirantes a ABC. Y ello se constata tras el cambio de varios directores, tras los varios EREs realizados, tras el despido de prestigiosos profesionales para sustituirles por becarios (que no son intrínsecamente malos, pero no tienen ni una décima parte de la experiencia de los profesionales y son mucho más manejables por su precaria situación) y tras su último cambio de rumbo editorial, más derechizado, alejándole de su lector habitual. 

El acercamiento de Juan Luis Cebrián a la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría parece constatarse a diario con titulares, editoriales y portadas del periódico abanderado de Prisa. De una posición de centro-izquierda moderada, han virado hacia un mercado de derecha liberal reaccionaria contra todo lo que suponga un simple cambio en el sistema. Quienes queremos un poco esta profesión, recordamos con tristeza la publicación de una fotografía de un falso Hugo Chávez entubado tras una operación. Ese, junto al cambio de su histórico lema (de «Diario independiente de la mañana» se pasó a «El periódico global en español»), fue para muchos el inicio del fin de El País. No sólo por publicar la fotografía de un momento íntimo y delicado de un dirigente político (inimaginable con Rajoy, Rubalcaba o cualquier otro), sino por que ni siquiera era Hugo Chávez. Esa falta de comprobación de la foto-noticia, esa falta de respeto a la intimidad de una persona, sea quien sea, y un titular sensacionalista como "El secreto de la enfermedad de Chávez" muestran lo bajo que, con una sola portada, puede caer un periódico antes respetado. Todo ello, sumado a las críticas burdas y sin matices al movimiento 15M, al partido Podemos y sus líderes o a la ideología izquierdista latinoamericana, han provocado la huída de muchos de sus lectores tradicionales de izquierda socialdemócrata. Desde luego este no es el único periódico que actúa de este modo, pero sí el más significativo, dado su pasado como periódico que solía tender hacia la objetividad más que a sus intereses empresariales.


El periodismo con aire rancio
Por su parte, La Razón o ABC llevan décadas avergonzando al periodismo español, no por tener ideología de derechas (que es no solo legítimo y respetable además de necesario para hacer un contraste con los periódicos de izquierdas), sino por mentir, difamar e insultar a quienes no están de acuerdo con sus postulados. El primero, La Razón, tanto en su etapa primeriza con Ansón como bajo la actual tutela de Paco Marhuenda, se ha hartado de presentarnos portadas muy alejadas de lo que debería ser el periodismo, con fotomontajes históricos como el de Carod Rovira dando la mano a un etarra, el de Arzallus implantado en el rostro de Bin Laden, o como el del señalamiento público de un grupo de cinco estudiantes por "agitar la Educación". Pero más allá de sus portadas, si La Razón destaca por algo es por ser simplemente un panfleto propagandístico del PP de Rajoy (ni siquiera del PP en general o de la derecha, sino del PP de Rajoy en concreto). 

Qué decir de ABC, que siempre ha sido el periódico de referencia de la derecha española y del españolismo más rancio y lo ha justificado con ¿buen periodismo? Pues no, con un pasado innegablemente franquista, en el que ensalzaba a dictadores y celebrada "la caída" de presidentes electos como Allende, sin olvidar los habituales insultos a quienes se distancian un poco de su ideario. ABC, que se ha vendido siempre a sí mismo como un periódico serio alejado de la llamada radicalidad, se ha sentido muy cómodo en la misma a la hora de atacar o desprestigiar asuntos que atañen a la unidad de España, el aborto o la Monarquía. Eso habitualmente le ha llevado a tener enfrentamientos editoriales con otras cabeceras de perfil similar, para intentar acaparar el lector de la derecha, llegando al punto incluso de robarse columnistas entre este tipo de periódicos.

La conspiranoia hecha periódico


Las portadas de El País y El Mundo en sus ediciones especiales
del 11 de marzo de 2004, tras los atentados islamistas.
En cuanto a El Mundo, ha sido siempre un periódico sensacionalista disfrazado de serio. Sólo hay que leer sus titulares para darse cuenta de ello. A pesar de que en algunos momentos clave se ha mantenido más cerca del periodismo que del apoyo institucional, como el día siguiente al 11-M, en el que a diferencia de El País no quiso implicar a ETA por falta de confirmación, sí se pasó luego años realizando portadas y portadas de lo que en universidades se estudia ya como la etapa conspiranoica de este periódico.

Entre 2004 y bien entrado 2010 (aunque sobre todo en los 4 primeros años tras los atentados), el periódico entonces dirigido por Pedro J. Ramírez se dedicó a publicar portadas intentando montar la teoría de que ETA era la responsable del 11-M, para exonerar al gobierno de Aznar de cualquier posible responsabilidad de los atentados islamistas en Madrid, a causa de la participación de España en la Guerra de Irak. Tal desfachatez periodística, aparte de una patada a cualquier libro de ética profesional, llevó a este periódico a publicar titulares a cinco columnas sobre cassettes de la orquestra Mondragón para justificar una teoría sin sentido y en muchas ocasiones desautorizada por las Fuerzas de Seguridad del Estado. La cabezonería de la cúpula de este periódico (junto a algunos otros medios como la Cope de Federico Jiménez Losantos) llevaron al periodismo español conservador a una deriva rancia generadora de odios, que nos ha avergonzado a muchos periodistas. Cierto es que este periódico en ocasiones ha sorprendido gratamente con informaciones relativas a la corrupción de los grandes partidos y que han acabado afectando a la política de este país, como la corrupción del PSOE en los 90, los papeles de Bárcenas o las recientes informaciones sobre Rodrigo Rato, pero si por algo se ha hecho famoso precisamente ha sido por presentar con titulares a cinco columnas lo que finalmente se demostró que eran bulos, rumores, informes policiales inacabados e informaciones sin confirmar.

Ya no existe el Cuarto Poder... impreso
Desde 2011, llevo analizando en varios artículos (reunidos en la etiqueta periodismo de este mismo blog) el estado en el que mi profesión, en concreto, los medios de comunicación. El de 2015 no difiere demasiado del resto, por desgracia, porque la prensa escrita ha dejado de ser un cuarto poder para convertirse en un brazo represor más de las élites económicas y políticas. Lo que os puede parecer una frase hecha es una realidad palpable comprobable leyendo las portadas de los cuatro periódicos analizados en los últimos 4 o 5 años. Quiero aclarar que mi crítica no es por la ideología de estos medios, sino por su forma de ejercer el periodismo. En países como Inglaterra o Alemania leemos diarios conservadores serios que son respetuosos con sus oponentes y que no desprenden el odio (incluso el asco) que determinados diarios españoles muestran por aquellos que se oponen a su ideología. Valdría la pena condenar más a menudo este tipo de actitudes.

Creo que actualmente sólo algunos medios online (Eldiario.es, LaMarea.com, ElConfidencial.com y algunos otros) representan o quieren, por lo menos, representar lo que tradicionalmente fue el Cuarto Poder. Lo que ha sido tradicionalmente en otros países contrarrestar lo que los poderes afirman. En España desde hace unos cuantos años, 10 o quizá más, los medios de comunicación impresos (y el resto, pero sobre todo estos, que son el paradigma del periodismo tradicional), se han convertido en puras herramientas políticas y financieras. No se trata de informar sino de sacar beneficios, no se trata de ser un Cuarto Poder, sino de ser un elemento de propaganda sin complejos del resto de poderes. No hablo sólo de La Razón (quien se ha ganado a pulso esa reputación), sino que en general todos los medios de comunicación se autocensuran a la hora de tocar algunos temas, temiendo las consecuencias. Incluso vemos a grandes profesionales de prestigio participar en este juego, probablemente a disgusto, pero participando. No les juzgo, todos tenemos facturas que pagar, pero entristece oírles informar y usar expresiones salidas de un gabinete de comunicación de un partido, como si fueran una realidad confirmada periodísticamente.

División interna, perjuicio global
Lo cierto es que una de las grandes lacras del periodismo español es la falta de unión entre sus profesionales. El "divididos mejor" ha sido muy útil a algunos estamentos políticos y financieros, y no sólo en el caso de los propios compañeros de trabajo de un mismo medio. Esta confrontación entre medios ha tenido como consecuencia la ya tradicional desunión de una profesión que ha vivido tiempos de conflictos internos y externos, rivalidades para ver quien apoyaba más a un partido o guerras de informaciones contrapuestas según el interés del editor o el partido a quien este apoya. Eso, sumado a una de las mayores precariedades laborales de toda Europa, deja el periodismo español en un estado claramente mejorable.

Siempre he creído que era necesario un sindicato periodístico o una organización aglutinadora fuerte, más allá de los colegios regionales del gremio, que poco o nada han hecho por la profesión, aparte de denunciar ciertas prácticas de empresarios, la ya mencionada precariedad laboral o la peligrosidad para trabajar en ciertos países. Prácticamente nada se ha hecho respecto a legislación laboral o ser un elemento de presión contra empresarios de la comunicación o los partidos políticos. El ejemplo más claro es el sometimiento de los medios respecto a los partidos políticos, que a diario ofrecen comparecencias sin preguntas, vídeos y audios ya editados y un obscurantismo interno que, aunque denunciado, en el fondo ha sido siempre permitido por el periodismo. El día que todos los directores de periódicos y jefes de sección entiendan que marcharse de una rueda de prensa es mucho más que un acto simbólico, que es una declaración de intenciones que se va a repetir siempre que los partidos no se comporten de forma ética con los informadores, el periodismo de este país habrá dado varios pasos adelante. Y más aún si lo hacen todos los medios, porque es precisamente la unión lo que daría fuerza al gesto. Este sería sólo un primer paso de muchos que todavía debemos dar los periodistas de este país.

Si no fuera por las redes sociales y por determinados medios online, el panorama del llamado periodismo digno en España sería un triste páramo. De nuevo, benditas redes que nos informan o, al menos, nos ponen sobre la pista de lo que está ocurriendo. 

diumenge, 27 de setembre del 2015

Elecciones catalanas 2015

Viñeta de @ferranmartin
En estas elecciones tienen dos ganadores, los que están a favor de la independencia y los que no. Los que destacan de su lado los escaños y los que destacan del suyo los votos. Los que destacan que el independentismo no consigue votos suficientes para declarar la independencia y los que se sienten legitimados para seguir con un proceso independentista porque su victoria sobre el resto es contundente (más de 40 escaños por encima del resto de partidos) y duplican los votos del primer partido de la oposición (en este caso, Ciudadanos, que obtiene 711.000 votos frente a los 1.574.000 de Junts Pel Sí). 

Mapa de resultados de las poblaciones catalanas. 
Analizando los resultados, vemos que JxSí se quedan muy cerca de la mayoría absoluta, ganando en la gran mayoría de ayuntamientos y en todas las comarcas catalanas (como vemos en la foto). Ciutadans consiguen adueñarse del voto anti-independentista subiendo de los 9 a los 25 escaños actuales, el PSC del bailongo Iceta salva los muebles con 16 escaños (perdiendo 4 respecto a 2012), Catalunya Sí que es Pot (Podemos + ICV) tienen un mal inicio en Cataluña con sólo 11 escaños cuando las encuestas les ponían con 18, el PP se estrella a pesar de su candidato Xavier García Albiol y la CUP saca los mejores resultados de su historia con 10 escaños, triplicando los resultados de 2012 (muy destacable, teniendo en cuenta que son un partido anticapitalista en un territorio de burgeses). De los que se han quedado fuera, hay que destacar a Unió, que ha pagado cara su aventura sin Convergència y Pacma, que una vez más se queda como el más votado de los partidos minoritarios sin representación parlamentaria consiguiendo casi 28.000 votos. 

Es obvio que se puede elogiar los resultados de Cs y la CUP, que son quienes más suben en estas elecciones. También hay que mencionar los bailes de Iceta, que a pesar de no presentar ninguna idea le han mantenido en los telediarios, por tanto, en la mente de los votantes (lo cual dice mucho del ser humano). Es innegable que CSQP y PP no han entendido de qué va el tema. Los primeros han planteado una campaña errónea, con un mal candidato como Rabell, que ni es joven ni da la imágen ideal para el partido a quien representa, o con sonoras salidas de tono de Pablo Iglesias, creyendo que estaban en los 80 o 90 y que podrían aspirar al cinturón de Barcelona cuando el partido que se jugaba es otro muy distinto (curioso, viniendo de uno de los partidos de la "nueva política"). Por su parte, el PP, azote de todo lo que significa ser catalanista en las últimas décadas, ha pagado muy cara su durísima campaña del miedo y apostar por un candidato tan alto como xenófobo como García Albiol, que esperaba limpiar Cataluña y a quien le han acabado limpiándo la cara. Errores y actitudes así, se pagan caros. El PP no sólo no ha podido neutralizar el crecimiento de Ciudadanos, sino que ha perdido 8 escaños, se ha quedado como penúltima fuerza electoral y sólo supera en un escaño a un partido a quienes ellos consideran como "radicales". Deberían pensar en quien hace realmente el discurso más radical en Cataluña.

Es igual, pero no es lo mismo
Lo cierto es que interpretaciones y cábalas aparte, hay que valorar qué futuro le espera a Cataluña internamente y en sus relaciones con el resto de España. Lo cierto es que estos resultados no son suficientemente fuertes como para que el lunes 28 se declare uniteralmente la independencia, pero tampoco como para que todo siga igual. En el Parlament catalán ahora hay una mayoría absoluta de partidos independentistas, hecho que no había pasado jamás. Lo lea quien lo lea eso es una victoria para estos partidos. Además, que Junts pel Sí no tenga mayoría absoluta significa que la coalición va a tener una gran dependencia de la CUP, de quien necesitará 6 diputados. Eso, a pesar de lo que digan las tertulias y los titulares de la prensa del lunes, no sólo no detendrá el Procés, sino que posiblemente lo acelere. Para empezar porque han afirmado ya que no van a votar a Artur Mas en el proceso de investidura. La CUP, que es un partido ciudadano con casi tres de décadas de existencia, apuesta por la independencia y, como ha dicho el propio Antonio Baños, está más preocupado por el proceso que por quien gobernará la Generalitat. Por tanto, le guste a quien le guste, el proceso va a seguir. 

Mapa de resultados de las comarcas catalanas.
Y va a seguir a pesar de que (a la hora que escribo este artículo) los votos claramente a favor de la independencia son 1.900.000 y el resto, con sus muchos matices, son 2.050.000 (aprox). Eso no significa necesariamente una derrota plebiscitaria teniendo en cuenta que CSQP se ha mostrado a favor del voto a decidir, y técnicamente quizá no habría que incluirles en el voto del no, pero sí es muy indicativo de un empate técnico en cuanto a votos. Y el proceso también va a seguir posiblemente porque los independentistas poseen una legitimidad parlamentaria tras unas elecciones plebiscitarias (lo cual no deja de ser irónico). Y va a seguir sobre todo porque el inmobilismo, como su propio nombre indica, no lleva a ninguna parte, y menos en política. Otra cosa es a donde lleve ese proceso, qué consecuencias tenga o qué se consiga con él, pero eso el tiempo lo dirá. 

No quiero dejar de destacar la histórica participación del 77,46% de los votos (y más tratándose de unas elecciones autonómicas), difícilmente repetible en próximos comicios y elogiable en cualquiera de los sentidos. En resumen, creo que la situación del independentismo en Catalunya no sólo no se detiene, ni se acelera con un turbo, sino que se mantiene a la velocidad actual. La situación política, tras estas elecciones, va a cambiar muy poco. La actitud del resto de españoles respecto a los catalanes desde luego no va a cambiar, pero la actitud de los catalanes respecto a España sí ha cambiado comparándola con décadas atrás, han perdido el miedo. Y eso no es algo que desaparezca de un día para el otro. Los movilizados van a seguir movilizados y no hay campaña del terror bancario ni difamaciones gubernamentales que lo puedan evitar. Todo sigue igual, pero en cambio nada es lo mismo. 

dissabte, 26 de setembre del 2015

Campaña de tres ejes

Es obvio que estas no son una elecciones catalanas normales y que, por tanto, esta no ha sido una campaña electoral al uso. Sólo el hecho de que hayan provocado la separación entre Convergència e Unió (unidas desde los años 80) ya indica su importancia. En esta campaña ha roto, como otras elecciones de los últimos tiempos, un eje bipartidista que en Catalunya compartían tanto CiU como PSC tradicionalmente. Además, el auge del independentismo y la aparición a nivel estatal de partidos emergentes como Podemos y Ciudadanos, ha propiciado la creación de tres ejes distintos: El eje independentista, el eje pro-españolista y el eje "psé, pues ya veremos lo que hacemos". 

Los tres ejes de las elecciones catalanas

Raül Romeva ¿hombre de paja
o líder de consenso?
En el primero, Junts Pel Sí (ERC, Convergència Democràtica y otros partidos, asociaciones y agrupaciones sin participación en el Parlament) y la CUP (Candidatura d'Unitat Popular) conviven en el camino hacia la independencia. Unos liderando la corriente independentista y los otros apoyando sutilmente y con actitud vigilante a la vez, desde la distancia de ser un partido claramente anticapitalista con más interés por llegar a objetivos que por sus propios políticos. La CUP, hablaremos más tarde de ello, va a ser clave para estas elecciones. Por su parte, Junts pel Sí, candidatura encabezada por Raül Romeva como supuesto hombre de paja y Artur Mas y Oriol Junqueras como grandes arquitectos, lidera una corriente independentista que se hubiese llevado por delante a Convergència de no cambiar de rumbo radicalmente. El tsunami independentista visto en la Diada catalana de 2012 arrolló la política tradicional de CiU y provocó que Mas decidiera aprovecharlo para evitar caer en los siguientes comicios a causa de los fuertes recortes aplicados en mi tierra por el líder de CiU y que surfeara hacia un futuro incierto, pero menos negro electoralmente que si hubiese querido dar la espalda al independentismo. Esta candidatura de Junts Pel Sí tuvo un nacimiento tenso y lleno de baches, pero se consolidó al colocar una figura de consenso como Raül Romeva, que no militó jamás ni en CiU ni en ERC, sino en Iniciativa per Catalunya Verds. Con él todas las divergencias encontradas en el camino por estos dos partidos quedaron aparcadas y, a pesar de que se le considera un convidado de piedra a esta candidatura, tras su nombramiento se ha conseguido que JpS sea una balsa de aceite sin conflictos internos y que remen todos en un mismo y muy claro objetivo.

Los tres candidatos unionistas:
Albiol, Arrimadas e Iceta.
El segundo eje, llamado constitucionalista por unos y unionista por otros, incluye al PP, minoritario en Cataluña desde hace décadas, y a Ciudadanos, que vienen muy crecidos desde la campaña publicitaria e informativa de la que llevan disfrutando desde febrero de este año. Hay que reconocer al PP la capacidad de saber centrar el pulso mediático en lo que le interesa y de conseguir candidatos que hagan ruido en las elecciones. Colocar a Xavier García Albiol, el exalcalde de Badalona, con un fuerte perfil xenófobo, como cabeza de lista ha sido mediáticamente un acierto para su partido porque ha restado una gran fuerza en los medios a los Ciudadanos de una atractiva pero poco efectiva en su discurso Inés Arrimadas. A pesar de que Albert Rivera la sitúe como la próxima y primera presidenta catalana, lo cierto es que su discurso no tiene la fuerza del líder de su partido y su forma de polemizar en las tertulias es demasiado similar a otras políticas jóvenes del PP como Andrea Levy (de hecho, incluso su parecido físico es bastante notable). Este eje electoral destaca sobre todo por su claro discurso anti-independentista, de tendencia nacional-españolista y un gusto por el liberalismo económico. En él se puede unir también a Unió Democràtica, los democristianos que compartieron durante décadas en el viaje hacia el "peix al cove" de la Convergència pujolista y y se separaron de ellos cuando tomaron el camino hacia a Ítaca (ciudad de la Grecia clásica que ha simbolizado en Cataluña el viaje hacia independentismo). De existir todavía con la suficiente fuerza (que no es el caso) podríamos incluir a UPyD en este mismo saco unionista, aunque en realidad este partido jamás ha tenido representación en Cataluña.

Entre medias de este eje y el siguiente encontramos al PSC, y a su bailongo candidato Miquel Iceta. Digo a medias porque el PSC se diferencia mucho de PP y Ciudadanos en las formas, aunque no tanto en el fondo. El PSOE de Pedro Sánchez ha querido mantenerlo en el eje unionista a pesar de que el PSC ha tenido siempre una buena base de militantes catalanistas de izquierdas. Miquel Iceta, como buen militante del PSOE, más que de PSC, ha seguido el camino de su líder fielmente. Si hay que reconocer algo al PSC de Iceta es el haber sabido mantenerse en campaña, aunque haya sido con algo tan frívolo como sus bailes. Ayer en la fiesta de cierre de campaña de PSC se entregaron camisetas con una caricatura del candidato socialista bailando y un hashtag en el que se leía #IcetaLoPeta. Haya sido una campaña planificada (que me extrañaría) o casual, reaccionando astutamente ante el aspecto viral de los bailes de su candidato (me parece más creíble), lo cierto es que la jugada les ha salido redonda. Han ganado muchos más minutos de informativos gracias a esos bailes de los que hubiesen tenido con cualquier otro tipo de campaña.

Lluís Rabell y Pablo Iglesias, en un acto de CSQP.
El tercer eje incluye la candidatura de Catalunya Sí Que es Pot (Cataluña Sí se Puede), es decir, Podemos más ICV, y como decía anteriormente, también se podría haber incluido al PSC de Iceta, antes de sus bailes, por su cercanía ideológica con la izquierda. Este es claramente el eje más perdido de los tres o, si lo preferís, el eje que prefiere pasar de largo sin mojarse demasiado ante la tromba de agua independentista. Con un chubasquero mínimo pretenden pasar medio de largo, ya que Podemos tiene la vista puesta en las elecciones generales e Iniciativa no ha sabido muy bien qué hacer o decir ante el independentismo. CSQP tiene posiblemente al peor candidato de todos, Lluís Rabell, por sus formas y su manera de analizar la situación en Catalunya. Quizá por eso en las últimas semanas de campaña apenas le hemos visto en televisión y se ha primado las figuras de Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, más expertos en lidiar con los medios. Aunque lo cierto es que Iglesias y su gente no han sabido llegar a la población catalana con su discurso. Han pecado de tópicos relacionados con el extrarradio catalán, buscando votantes en una zona tradicional del voto de la izquierda obrera inmigrante del sur, que fuera de esa zona de Barcelona han sonado bastante mal entre sus posibles votantes. Esos errores y su flagrante indefinición han llevado a muchos catalanes a desconfiar de esta formación a pesar del carismático líder de Podemos. Ahí los miembros de ICV podrían haber hecho más y haberlo hecho mejor en el asesoramiento para aportar una visión regional a los líderes foráneos, porque una vez más han pecado de simplistas.

Governem-nos, dijeron

Arriba, Quim Arrufat y David Fernández,
Abajo, Anna Gabriel y Antonio Baños
La CUP, como decíamos antes, es la clave de estas elecciones. Lo es porque posiblemente, según lo que proponen todas las encuestas, Junts Pel sí se quedará a las puertas de la mayoría absoluta y necesitará su apoyo para continuar con el Procés. Cierto es que las encuestas en España tienen la extraña costumbre de equivocarse estrepitosamente siempre antes de unos comicios, pero al parecer, la fuerza que pueda tener el independentismo va a depender de un partido tan peculiar como este. A pesar de los adjetivos de "radicalidad" con la que algunos les quieren etiquetar, la CUP es un partido en el que se prima la ideología y los objetivos políticos, más que a sus propios políticos. En eso sí es radical: Radicalmente distinto a cualquier otro partido en España. Sus portavoces y políticos profesionales sólo tienen oportunidad de serlo durante una sola legislatura. 

A pesar de que a muchos de sus acólitos les hace tirarse de los pelos el desprenderse de gente con el carisma y la valía de Quim Arrufat o David Fernández, esa es la forma que tiene este partido de que sus políticos no se conviertan en uno más, es decir, que no se apoltronen en sus cargos, como viene pasando en España desde la Transición. Que un partido así tenga la capacidad de decidir qué va a pasar en Cataluña en los próximos años va a ser un aspecto fundamental en el futuro de esta (al menos todavía) Comunidad Autónoma. Tras la última legislatura, en la que contaron con tres diputados, creo sinceramente que están infravalorados en las encuestas y que van a robar muchos votos a los partidos integrantes de JpS y CSQP, ya que serán premiados por su coherencia, su discurso y su forma distinta de encarar la política profesional. A pesar de que el anticapitalismo que enarbolan Antonio Baños, Anna Gabriel y el resto de la CUP tira un poco para atrás al votante catalanet conservador tradicional o al votante federalista ex del PSC, en los últimos años han convencido a mucha gente.  

Resumiendo, podemos decir que el hecho de tener unas elecciones con tres ejes ya es una novedad y lo es no sólo por haber acabado con el bipartidismo cláscico sino por partir una bipolarización del discurso indepes vs. unionistas. A pesar de su indefinición, el tercer eje va a ser importante también, además de la CUP, porque parte el voto de izquierdas catalán y porque aquellos que antes optaban por la abstención y ahora votan a Pablemos van  a tener representación en un Parlament bastante fragmentado. 

Sea como fuere, la campaña terminó, alea jacta est. El domingo, todos los catalanes a votar. Por quien queráis, pero a votar.

dimarts, 15 de setembre del 2015

Entrevista José Rodríguez @Trinitro: "La mayor parte de los que somos independentistas hoy, no lo somos en contra de España"

Tras un verano caluroso en lo político y lo meteorológico, volvemos a presentar una entrevista, en esta ocasión para entender muchas de las cosas que ocurren en Cataluña. José Rodríguez @Trinitro es un ejemplo de lo que está pasando allí ahora mismo. Es catalán de origen andaluz, miembro del colectivo Súmate, independentista, exmilitante socialista y de UGT, y le pudisteis ver en el programa Salvados de hace unos meses en el que se hablaba del creciente independentismo. De profesión, José es licenciado en física, DEA en sociología, y trabaja de webmaster y experto en redes. Con él intentaremos discernir qué ha ocurrido en Cataluña en los últimos años, qué ocurrirá tras las elecciones el 27S y cómo puede llegar a ser en los próximos años. 

JOSÉ RODRÍGUEZ @TRINITRO: "MUCHOS FEDERALISTAS TENEMOS LA PERCEPCIÓN DE QUE DESDE 2010 EN ADELANTE EL PSOE NOS HA TRAICIONADO"


Audio: Música: Decade in exile - Patti's Town
http://www.ivoox.com/entrevista-a-jose-rodriguez-atrinitro-audios-mp3_rf_8394542_1.html

- Voy a empezar con una pregunta muy vaga, pero creo que puede servirnos para empezar a hablar de la independencia. La pregunta es ¿Qué significa ser catalán, ahora mismo? 
Ahora mismo y desde hace ya mucho tiempo significa pertenecer a un territorio en el cual cada uno se puede sentir porque uno vive o trabaja en Cataluña lo puede hacer. Está muy superada la fase del catalanismo étnico o identitario en base a donde nacieron tus padres. Esto lo trabajó mucho la gente del PSUC desde los años 70, como el catalanismo cívico que representava el PSC o Iniciativa pero también la propia la derecha catalana, que en el fondo lo que querían es que hubiera una comunidad, no una fractura social en base a lengua, origen o nacimiento. Hoy si quieres ser catalán, vives en Cataluña o tienes alguna vinculación de algún tipo te puedes llamar catalán, que nadie te lo va a cuestionar. Al menos desde Cataluña.

- Siempre ha habido diferencias entre lo que es ser catalán, ser independentista o incluso ser de Convergència, aunque alguno lo quieran siempre ver todo junto, ¿no?
En realidad, Convergència es independentista desde hace cuatro días. El propio Artur Mas no es independentista porque lo tuviera en su ideología, sino porque se vió arrastrado por los acontecimientos y el independentismo social era hace 5 o 6 años sólo un 15%. (El independentismo) forma parte de muchos elementos identitarios que difícilmente podías encontrar en CDC, sobretodo se encontraban en en ERC y otros partidos minoritarios.

- ¿Por qué ha crecido tanto el independentismo en los últimos cinco años?
Hay politólogos que hacen análisis en base a eventos concretos, pero yo creo que el estudio debe ser más sociológico. Ser independentista o no, no es una opción de 0 o 1, no es una opción dual, se va graduando. Hay mucha gente que hoy es independentista que hubiese optado por un federalismo desde hace tres meses. Ha habido muchos eventos que han ido degradando la opción federalista y quitando la credibilidad a las opciones de cambio desde España y sobre todo han terminado cansando. Sí, hay una cuestión económica, hay una cuestión de reconocimiento nacional, hay una cuestión de encaje político... pero al final es un cansancio.

Ayer por ejemplo encontrar en los medios a Josep Borrell explicando unos números que sabe que son falsos y piensas "ostras, ¿ahora tenemos que entrar a debatir las balanzas fiscales en el Estado español? ¿A estas alturas estamos? ¿Otra vez esto? ¿O tenemos que debatir si Cataluña es una nación o no? ¿Otra vez?". Es un debate muy superado dentro de Cataluña y que siempre tenemos que hacerlo fuera. Es muy pesado. En realidad, muchos independentistas son federalistas que están cansados de estar cansados y han optado por salir.

- ¿Por qué se ha llegado a la situación en la que estamos en estos momentos?
Yo creo que en el fondo ha habido errores políticos de bulto. No se los quiero achacar todos a España, quizá desde el federalismo catalán no se ha sabido hacer la pedagogía necesaria. Luego hay unos indiscutibles errores de bulto de la derecha española pero no sólo esta. Lo que más ha movido ha sido la sensación de traición que ha tenido los que tendrían que haber defendido el federalismo en España que es el PSOE. Ahora comienza a haber la misma sensación de traición por parte de Podemos hacia el federalismo.

Pero en el fondo esos errores políticos representan preferencias políticas distintas y no sé por qué los catalanes no hemos sabido explicar al resto de España que en Cataluña hay preferencias políticas distintas. Eso no significa que seamos mejores o peores, sólo que queremos un encaje distinto. Desde fuera se ha percibido siempre eso como "queremos ser mejores, queremos ser diferentes porque queremos ser otra cosa, que no nos gusta ser españoles..." y esa percepción, esas dos Demos, al final se han creado y cuando haces encuestas de todo tipo las percepciones son totalmente distintas en agregado.

Creo que hay errores políticos de bulto pero al final se han construido dos opiniones distintas, dos sociedades que encajan en muchas cosas porque ambas somos occidentales y compartimos mucho y nos apreciamos, pero en cuestiones esenciales como los valores, la cultura, la lengua, el modelo de encaje político, no nos hemos sabido entender.

- Tú que eres exmilitante socialista ¿Qué papel ha jugado la izquierda tradicional española en que estemos en la situación actual? ¿Qué parte de culpa tiene?
En el fondo es el detonante. Es decir, desde una visión más o menos integradora, federalista, que intentaba Cataluña pudiera tener un encaje en España, que pudiéramos avanzar en una línea común, sabíamos que había una derecha española muy rancia y que a la derecha catalana le interesaba para la confrontación, eso lo dábamos por descontado. El problema es que la percepción es que desde 2010 en adelante el PSOE nos ha traicionado, nos ha dejado tirados.

Han optado por abandonar el intento de federalismo que hizo Zapatero, la llamada españa plurinacional, dejando ZP tirando a Maragall y al estatuto de 2010. Y es una sensación de traición y decir "otras, aquí no podemos avanzar". El gran problema que hay ahora y la nueva oleada de independentistas que hay en los últimos meses es la sensación de traición que se está viendo también en la otra izquierda, que es Podemos y en sus representantes en Cataluña. Por eso las encuestas están dando tan malos resultados a la opción de "Cataluña sí que es pot" y están haciendo una campaña tan agresiva, porque se están dando cuenta que parte de su electorado se está yendo a "Junts pel Sí" o a la CUP.

- Tú eres independentista, de origen andaluz ¿Cuando te definiste por primera vez como independentista y por qué has optado por esta opción?
En el fondo cuando tomas un decisión de este tipo hay muchos elementos racionales pero lo que te empuja son las emociones. Los elementos racionales los compartía como federalista y los comparto como independentista, al final es donde pones la credibilidad a la posibilidad de cambio. Para ser honesto con uno mismo, debo reconocer que fueron dos pasos. El primero fue el pacto de Granada (entre PSOE y PSC), que a mí me hizo ver que la opción del cambio en España no era viable porque el PSOE había dado pasos hacia atrás con respecto a lo que votó en el Congreso y allí me sentí realmente traicionado. Sentí que esta gente no entiende nada y que era imposible hacerlo entender a mis compañeros del PSOE del resto de España. Eso es un hecho objetivo, a mí me rechazó el federalismo pero no me hizo independentista.

Lo que me hizo independentista fue acercarme a la Vía Catalana del 2013. Iba con mucho miedo, pensé "como escuche un 'español quien no vote' o un 'puta España' o un comentario identitario agresivo, me voy", pero encontré un movimiento que tenía energías, fuerzas, ilusión, que tenía ganas, y que no era contrario a la identidad española, que no iban contra nadie. Pensé "este independentismo no lo reconozco" y me di cuenta que desde aquí puede haber suficientes fuerzas de cambio que a lo mejor lo logran. Al final fue eso, tener una experiencia muy positiva con el movimiento independentista y confiar en él. Igual que mucha gente confió en el movimiento 15M, el asunto es que nosotros todavía seguimos adelante.

- Ante los que dicen que hay una gran presión de los medios catalanes en pro de la independencia, que TV3 lava cerebros a los catalanes, etc. ¿Sientes que te manipulado, es decir, hay una parte de verdad en eso? 
En mi casa TV3 no la ponemos. Entre otras razones porque el mando a distancia está estropeado, hay que levantarse y solemos tener otros canales (dice bromeando). Más allá del 13% del share de TV3, la mayor parte de la gente de Cataluña ve las televisiones generalistas que se ven en el resto de España. Considerar que el independentismo puede llegar al 45 o 50% de la población en base a que un canal de televisión, que no supera el 13% de share, pueda estar manipulando, me resulta muy curioso. No sé cómo puede suceder eso con tan poca presencia.

Aparte de eso, tras ver estudios contrastados que comparan la presencia de tertulianos, políticos, etc., TV3 es mucho más ecuánime de lejos, que cualquier otro medio del ámbito español, sobre el tema de la independencia. Es muy fácil encontrarte en TV3 o Catalunya Radio a Garicano o al propio Josep Borrell, o un montón de opinadores hablando contra la independencia. En las tertulias hay un cierto equilibrio. No quiere decir que TV3 no sea un medio sesgado, pero el sesgo de TV3 es infinitamente menor que el que pueda tener, TVE, Cuatro, La Sexta, o cualquier medio español. En estos medios te puedes encontrar algún independentista, pero es siempre la muestra, la anécdota. Generalmente las tertulias están repletas de opinadores a favor la opción unionista. Tras la Diada, nadie invitó a Jordi Sánchez, pte. de la ANC, que fue quien convocó la manifestación de la Meridiana, pero sí estaba Albert Rivera, pte. de Ciudadanos.

- ¿Cómo ves el proceso ahora mismo?
Aquí dicen que los catalanes no queremos ser indepedentistas, sino procesistas. Como cualquier movimiento tan complejo con una sociedad organizada y con partidos con intereses propios, y muchos actores internos y externos implicados, es complejo y complicado. El 9N marcó una referencia diciendo "sois la mayoría minoritaria". Eso provocó muchas dudas. ERC o la ANC querían lanzarse a hacer unas plebiscitarias, Convergència no lo veía tan claro porque no había una mayoría social para ganarlas.

Se llegó a un 40% pero el 55% que nos hubiera dado una victoria segura y durante tiempo CiU y ERC jugaron sus cartas por debajo de la mesa y en julio pareció que las cosas iban mal. CiU ganó la mano de la lista única pero ERC consiguió el cabeza de lista que es Raül Romeva. Eso cambio mucho las cosas porque la ilusión que estaban esperando muchos independentistas floreció. La mala respuesta de las alternativas ha provocado que comiencen a ser una opción ganadora y viable incluso en votos. El proceso ha tenido y tendrá altibajos. Tras el 27S habrá quien valorará que hay que ir a una velocidad o a otra, habrá quien interprete que si la victoria del 51% se justifica, otros que hay que ir más allá, pero es normal en un proceso complejo como este.

- ¿Qué va a pasar el 28S? Algunos creen que saldrá elegido Mas, otros Junqueras e incluso hay quien cree que será Romeva. 
A nivel del president de la Generalitat, dependerá de la proporción de escaños entre Junts pel Sí i la CUP. Si la CUP tiene mucho a decir es probable que el presidente no será Artur Mas. Pero eso importa bastante poco porque como lo que se quiere es hacer un proceso que lleve a un referéndum dentro de 18 meses, quien sea el gestor de la Generalitat será menos importante que el resto de políticas de Estado que se orienten en esa línea. Como no hay diferencias entre Artur Mas, David Fernández, Raül Romeva o Oriol Jonqueras en este asunto ya que todos quieren llegar a ese escenario, al final tampoco importa demasiado.

Otra cosa es qué pasará más allá de la Generalitat. Los independentistas tienen un plan, pero el mundo es más amplio. Si Europa fuerza, en el caso de un buen resultado independentista, a tener que pactar con el Gobierno entrante catalán van a tener que negociar. Si al final "enchironan" a todo el Gobierno por hacer leyes ilegales según la legalidad española, habría que hacer algo distinto si el plan es llegar a hacer un referéndum dentro de 18 meses. Ya veremos lo que ocurre.

- ¿Ha sido acertada la opción de una lista unitaria? ¿O hubiese sido mejor otra opción como ir separados?
Yo pensaba que sería negativa, porque Mas provoca rechazo en sectores de centro izquierda (Iniciativa, PSC y votantes de este tipo), pero vistas la s energías demostradas por la lista unitaria en más de un sentido, no sólo por suman los cuadros internos de ERC y CDC por una misma candidatura, sino que sumas a la sociedad civil movilizada independentista que es muchísima y que demostró que puede mover a mucha gente. Así es más fácil movilizar voluntarios para ayudar a Junts pel Sí o la CUP, cuando se sienten unidos y, visto también que pone a un candidato como Romeva (que no es de Convergència o Esquerra) en la primera línea ha hecho que el proyecto sea más creíble interna y externamente. Ha aclarado muchas cosas y la suma ha mejorado el producto. No sé si también por errores de los contrarios o por méritos propios.

- ¿Puedo preguntarte a quien votarás el 27s?
A Junts pel Sí.

- ¿Y por qué les votarás? 
Primero porque no soy anticapitalista, Antonio Baños es amigo mío personal, le quiero un montón, me río un montón con él y creo que es una persona muy honesta, igual que David Fernández, es uno de los valores políticos más importantes del país, pero creo que voy a optar por la centralidad política. Yo soy de centro izquierda y donde me siento más cómodo ideológicamente es en Junts pel Sí, por mucho que esté Mas o por mucho que intuya que Convergència tiene muchos casos de corrupción, es donde me siento más cómodo.

- ¿Crees que los casos de corrupción de Convergència van a afectar al proceso?
Creo que la corrupción de Convergència se da por descontada, es decir, se ha hecho lo más gordo ya. La mayoría de gente cree que hay corrupción y que Artur Mas la conoce. No digo que sea así, digo que la mayoría de gente la da por descontado. La corrupción es endémica del propio sistema. La ha tenido el PSOE, el PSC, Iniciativa con el caso Innova, incluso uno de ERC fue descubierto trasportando tabaco ilegalmente desde Andorra, no hay nadie que se libre, el PP ya ni te digo. Incluso Ciudadanos, sin haber tocado poder, tiene casos de corrupción.

La cuestión es que mucha gente si quiere la independencia es para crear unas instituciones nuevas que permitan algo mejor. De hecho, la opción independentista es la única que tiene un plan para afrontar para eso. Puede funcionar, puede salir bien o salir mal, pero el resto de opciones no ofrece ninguna vía para luchar contra la corrupción en el fondo. Si seguimos con un sistema de partidos y un sistema de financiación de los mismos que es el que es, y eso no se quiere tocar porque muchas cosas dependen de la Constitución, vamos a tener un problema endémico de corrupción.

Eso al final ya ha calado, el discurso de mucha gente que votarán si no a Junts pel Sí, votarán a la CUP, lo hacen por optar por un proceso constituyente. La mayoría de gente no va a dejar de ser independentista anque que se declaren culpables a los hijos de Jordi Pujol, porque eso ya se da por descontado. Todo el mundo lo sabía cuando Maragall dijo eso de "Vosté té un problema amb el 3%". ¿Ha bajado el independentismo desde la intervención de la Guardia Civil en la sede de Convergència? No, más bien al contrario, ha subido en el mes de agosto y las semanas que llevamos de septiembre. Si la UDEF cree que eso va a afectar a las elecciones, que sigan.

- Posiblemente afecte, pero en sentido contrario, ¿no?
Muchos federalistas lo que están es cansados. Sólo falta que les den un impulso más para tirar el voto. Hay quien puede estar pensándose votar al PSC o a Catalunya Sí Que Es Pot, pero al ver la manipulación de los medios y diga, "Basta, se acabó".

La mayor parte de los que somos independentistas hoy no lo hacemos en contra de España. Queremos seguir vinculados emocionalmente, haciendo negocios, trabajando con los españoles, seguiremos teniendo familia y amigos y les seguiremos queriendo igual. No lo hacemos porque creamos que ser español sea malo, sino simplemente queremos tener instituciones nuevas, gobernando nosotros y poder tener una relación mucho mejor con el resto de España de la que tenemos hoy.

(Como siempre, hay una pregunta final oculta, que sólo podréis escuchar en la versión de audio)

dilluns, 31 d’agost del 2015

Carta abierta a Felipe González

Sr. González:

Soy un simple periodista catalán que hace casi 10 años que vive en Madrid. Me considero independentista, como me considero cercano al 15M, de izquierdas, republicano, del Barça, sincebollista y muchas otras cosas. Cuando llegué a Madrid en 2006 no era independentista, no estaba en contra de la independencia, pero no era un aspecto de mi vida tan importante como para llamarme a mí mismo independentista. Aunque alguno pudiera pensarlo, no ha sido mi estancia en Madrid ni el el trato con los madrileños lo que me ha llevado a ese cambio de postura. Madrid y sus habitantes (exceptuando a algún gilipollas, que los hay en todos lados) me han tratado excelentemente, de forma cordial y respetuosa, como se trata a un amigo y haciéndome sentir como en casa. Ha sido la situación política y social de España y Cataluña (y una conversación telefónica con el bueno de Rossend Sanglas) lo que me ha llevado a cambiar mi postura sobre el independentismo.

Como bien sabe, la vida le cambia a uno. Usted empezó siendo un referencia de la izquierda y ha terminado viajando en jets privados para reunirse con multimillonarios y cobrando fortunas en empresas energéticas. Definitivamente, la vida da muchas vueltas. Pero no le escribo para hablarle de mí, sino para aclararle, tras leer su "Carta abierta a los catalanes", un par de asuntos sobre el independentismo. Viviendo en Madrid, he visto desde una distancia cómo ha aumentado en los últimos años y un conocimiento de causa que a algunos les falta por estar demasiado lejos y a otros, por estar demasiado cerca. Le voy a poner algunos ejemplos:

Los medios de desinformación de masas

Me muero de risa, señor González, cuando escucho algunos compañeros de profesión denunciando que TV3 (que desde luego no es neutral) adoctrina en el asunto de la independencia cuando en los informativos de todas las cadenas nacionales que se habla de Cataluña y el independentismo se utilizan expresiones nada sesgadas y completamente neutrales como "desafío soberanista", "órdago separatista" y otras similares. O cuando siempre que se informa sobre Cataluña, únicamente se de voz a la oposición unionista y se ignora por completo al que opta por el independentismo. Ideologías y creencias aparte, me ofende como periodista este tratamiento sistemático de la información sobre Cataluña. Va en contra de la ética y la profesionalidad periodística, que obliga a contextualizar y, como mínimo, dar los dos lados del asunto. Temas como este (y muchos otros) son los que han llevado a que hace unas semanas apareciera un estudio que afirma que la credibilidad de los medios españoles está por los suelos (en este link, en este o en este otro pueden leer más sobre el ello). Información por cierto que no publicaron los grandes medios. Como puede ver, señor González, la información que se da sobre el asunto no es precisamente neutral, ni objetiva, ni tiene intención alguna de serlo, ni en Cataluña ni en el resto del Estado. 

Se da información sesgada para independentistas o para anti-independentistas, no se ofrece nunca (no lo he detectado nunca en ningún gran medio) una información que pretenda unir ambas sensibilidades. En esta visión maniquea de blanco o negro vivimos en este país. Igual que con información sobre Israel y Palestina o (hace unos años) sobre Cuba y sus refugiados de Florida, no hay término medio. Cataluña o España, conmigo o contra mí. Y en los últimos años se ha potenciado incluso dentro de Cataluña, siendo el debate "Catalunya o Cataluña". Por lo que me pregunto, ¿quien divide más? ¿Quien expresa su sentimiento de irse o quien afirma "te vas a quedar sí o sí"? ¿Quien informa hasta el aburrimiento sobre el independentismo (haya o no información sobre el tema) o quien sólo ofrece el lado nacional-españolista de la información?

Artur Mas

Decía Carod Rovira hace unos años que en España siempre tiene que haber un demonio catalán a quien apedrear desde lo que Joan Laporta definió una vez como "la caverna" (es decir los medios de ultraderecha españolista como ABC, La Razón y últimamente El País, entre otros). Decía el entonces líder de ERC que primero fue Pujol, luego él y hoy es Artur Mas. Como independentista de izquierdas, señor González, me ofende tremendamente que se me empaquete con el actual President de la Generalitat. Al no haber votado nunca (ni lo haré jamás) a CiU o a CDC, que se le señale como gran ideólogo y se diga que el independentismo es un desvarío de este señor, como si antes no lo hubiera, me revuelve las tripas. 

Usted sabe perfectamente que ni Jordi Pujol ni Convergència (no digamos, Unió) han sido jamás independentistas. Usted sabe perfectamente que, a pesar de que ahora se abrigue con la estelada, el interés de Convergència ha sido única y estrictamente mantenerse en el poder, a cualquier precio, de la forma que sea necesaria. Usted sabe perfectamente que Artur Mas ha aprovechado una ola de independentismo creciente, que como un tsunami iba a arrasar con su legislatura y, en lugar de dejar que se llevase por delante, prefirió en un acto de supervivencia nada honesto con su ideología, surfear el temporal. Es decir, el señor Mas no ha ideado nada. El señor Mas no se ha inventado el independentismo. El señor Mas vio como el 11 de septiembre de 2012, en lugar de reclamar pacto fiscal, la población catalana salió a la calle a reclamar la independencia. Igual que en 2013. Igual que en 2014. Y probablemente igual que en 2015. 

Como independentista, me ofende que se centralice en el señor Mas algo que surgió de la sociedad catalana. Igual que me ofende cuando en Podemos pretenden adueñarse de 15M. Igual que cuando en España el PP (y últimamente también Pedro Sánchez) pretenden adueñarse de la bandera rojigualda para ocultar las tramas de corrupción sistemática de su partido en unos y su falta de carisma, en el otro. Igual que me ofende que el señor Mas se abrigue con la estelada para ocultar sus recortes sanitarios, sus ajustes presupuestarios y su política neoliberal. Igual que hacía el señor Pujol con la senyera, para ocultar sus tramas de corrupción política (el famoso 3%). En resumidas cuentas, el señor Mas NO ES ni se ha inventado el independentismo. 

La izquierda española y Cataluña

Usted es probablemente y, mal que le pese a algunos, el mejor ejemplo de la relación entre la izquierda española y Cataluña. Es usted el ejemplo más claro de una España que va de buenrollista en la oposición pero que a la hora de gobernar, hace todo lo contrario a lo que propugna. Sólo hay que ver las primarias internas del PSOE, que no son primarias ni están hechas para elegir entre varios candidatos. A la izquierda española le he reprochado siempre el no interesarse por lo que desean los catalanes, por ser una muleta del PP en estos asuntos por miedo a ser tildados de antipatriotas, a llegar siempre tarde y mal. Como dicen los anglosajones "Too little, too late" (demasiado poco, demasiado tarde). La izquierda española (y me refiero a los partidos políticos, no a los ciudadanos), no sólo no ha tenido en cuenta la particularidad de la sociedad catalana, sino que no ha hecho absolutamente nada ante los foribundos ataques de la derecha, que ha insultado y vejado en los últimos 30 años en repetidas ocasiones la política y la cultura catalanas de la forma más grotesca. Y la respuesta de la izquierda española, el más absoluto de los silencios. Silencio cómplice que es claramente indicativo. 

Aunque no lo es tanto como cuando se recortó el Estatut catalán (que es parte del origen de toda la situación actual) por parte del PSOE de Zapatero, tras prometer que se aprobaría tal y como saliera del Parlament de Cataluña. Por eso me mondo de risa cuando los actuales líderes socialistas afirman que "queremos a Cataluña", que "querimos que sigáis con nosotros", pero que cuando se gobierna, nada se hace por que eso ocurra, sino todo lo contrario. Bien es conocida, señor González, la frase de su tantos años vicepresidente Alfonso Guerra de que "nos hemos cepillado el Estatuto catalán". Frase que nadie en Cataluña ha olvidado, créame.


Adeu, hasta pronto...

Resumiendo, señor González, como independentista catalán, de izquierdas y exvotante de PSOE, y en general como ciudadano, no me siento muy representado por usted, ni por sus opiniones, ni por sus pronósticos de lo que pueda pasarle a Cataluña en un futuro. Es indudable su labor como presidente del Gobierno de una España que acababa de salir del Franquismo, pero como líder de la izquierda, creo que usted ha defraudado a mucha gente en este país en repetidas ocasiones como para ir dando lecciones de nada a nadie. Por el tono paternalista de su "Carta abierta a los catalanes" imagino que no, pero si pretendía usted estrechar lazos entre Cataluña y España, créame que no lo ha conseguido. Créame también que comparar el movimiento independentista catalán con los nazis o el fascismo italiano no va a granjearle muchos amigos en Cataluña, a no ser que sean del PP o Ciudadanos. Más si pensamos que Cataluña fue una de las regiones más reprimidas por el franquismo, tanto cultural como políticamente. No sé si es que no ha reflexionado los suficiente al escribir esa frase o que, por su edad, le importa ya todo un carajo. Me inclino más por la segunda. 

Creo que su intención con su carta "A los catalanes" no era otra que tratar de desacreditar el independentismo, más que unir lazos con la tierra que me vio nacer. Ese asunto hace décadas que está fuera de la agenda, porque no da tantos votos a catalófobos como Esperanza Aguirre, Rodríguez Ibarra o José Bono, que utilizaron el odio a Cataluña en repetidas ocasiones para ganar sus respectivas elecciones. Me dijo en una ocasión el periodista y escritor Francesc Canosa que "no sé cómo será la relación entre Cataluña y España en los próximos años, pero estoy seguro de que no será como ha sido hasta ahora", porque la sociedad catalana (buena parte de ella, por lo menos) se ha hartado de la situación actual. 

Así que adéu, señor González. Que sea usted muy feliz, le deseo lo mejor, sinceramente.