dissabte, 28 de febrer del 2015

Cinco años sin piedad


Cinco años sin piedad, de la editorial Lapsus Calami, escrito por Ricard Arís, director de La Plaza en Llamas, analiza qué ha ocurrido en los últimos cinco años. Podéis comprarlo en este link.

Si los españoles podemos tener una idea aproximada de qué ha ocurrido en este país en los últimos años, este libro de entrevistas es una fotografía en alta resolución que aclara y revela muchos matices de lo realmente acontecido. A través de quince entrevistas a personajes relevantes y expertos, este libro analiza en profundidad qué ha pasado en materia de periodismopolítica profesionaleconomíaactivismo y en el ámbito judicial

Con tres expertos por tema, el libro analiza cómo se ha pasado de un Estado de bienestar a una situación de graves recortes en el ámbito social, cómo ha cambiado el paradigma de la democracia española, la enorme falta de recurso del estamento judicial o cómo el periodismo ha sufrido una crisis que se ha llevado por delante a una gran cantidad de medios de comunicación tradicionales. 

Concretamente, los periodistas Olga RodríguezJuan Pablo Colmenarejo y Virginia Alonso analizan el periodismo, los profesionales de la economía José Ignacio Gutiérrez LasoDavid Lacalle y Javier Flores se encargan del aspecto financiero del libro; los activistas Stéphane GruesoAda Colau y el sindicalista Pepe Aranda analizan cómo ha evolucionado activismo en los últimos cinco años, el abogado Javier de la Cueva, el fiscal Emilio Frías y el juez Marcelino Sexmero desgranan a fondo la gran falta de medios del estamento judicial y completan este elenco los asesores políticos Ismael Crespo y Agustín de Uribe y el político de la CUP David Fernández, quienes realizan un claro análisis de los cambios que ha sufrido la democracia y política profesional en los últimos años.

Un total de quince entrevistas que, sumadas, dejan en el lector una impresión de alta resolución de los cambios que ha vivido este país y que ha sufrido su sociedad. 

En la prensa: 

- Entrevista en "Tertulia Ciudadana" de Canal 33.
- Programa literario de Ràdio Barcelona "Punt de Llibre" de la Cadena SER 
- Artículo en Estrella Digital
- Artículo en Canal 33 Madrid.

diumenge, 22 de febrer del 2015

Ciutademos

Encuesta sobre los resultados en la Comunidad de Madrid.
Los que vigilamos semanalmente la política de nuestro país, vemos cómo nuestros políticos son cada vez más esclavos de las encuestas electorales, como la de El País o La Vanguardia. Ayer mismo, como explicó Sonia Sánchez en su comentario semanal de la SER, la vicepresidenta volvió a usar la mesa del Consejo de Ministros para atacar a otros partidos. No es la primera vez. A pesar de alardear durante mucho tiempo que no se debe hacer eso desde una posición institucional como la de los viernes a mediodía, lo cierto es que Juan Carlos Monedero y Podemos llevan ya unas semanas siendo su objetivo y este viernes se ha sumado (dos puntos, redoble de tambores...) Ciudadanos. En casa de Albert Rivera tienen que estar fregándose las manos. Publicidad gratis y la certeza de que su mensaje comienza a hacer daño. Nadie es atacado si no representa un peligro, en política, y menos desde una tribuna institucional del calibre del Consejo de Ministros. 

Hay quien verá en estos ataques un signo de debilidad del poder establecido, desde luego son indicativos. Teniendo en cuenta que los dinosaurios siempre mueren lentamente, muy mal harían los partidos aspirantes en confiarse y creer que está todo ganado. Hay pocas cosas peores que la arrogancia del que está en el poder y una de ellas es la inconsciencia de quien quiere conseguirlo. Precaución, amigos, el camino está lleno de trampas, pero para todos. La propia Santamaría en un acto en Andalucía criticaba la convocatoria de elecciones y se atrevía a ponerles precio. Comentaba: "En mi gobierno se hacen virguerías sociales con esos dos millones". En mi gobierno. No en el de Rajoy. En el mío. Hay lapsus que no necesitan más explicación. Sí merece una explicación el empeño de su gobierno y de su presidente Rajoy en hacer declaraciones que critican la convocatoria de elecciones. Cada presidente (autonómico, del Gobierno, o el que sea) tiene el derecho de convocar las elecciones cuando más le convenga y él mismo probablemente las retrasará hasta inicio de 2016, pero el hecho de criticar que se pregunte a los españoles qué opinan es un gesto un tanto feo en una democracia. Da la impresión de que nuestro presidente opina que son la fiesta de la democracia cuando le interesan a él ya su partido pero que son pamplinas, cosas de las que no hay que abusar cuando las convocan otros.

Por otro lado, no dejo de sorprenderme con la buena capacidad de crear un escenario propicio desde la cúpula de Podemos. En el caso la rueda de prensa de esta semana de Monedero por ejemplo, retardaron una rueda de prensa (camarero del Prado incluido) causando una expectación tremenda en las redes. Luego el mismo Juan Carlos, arropado por toda la cúpula de su partido, estuvo hora y cuarto explicando y respondiendo (a algunos compañeros periodistas hasta se le hizo larga su comparecencia), queriendo demostrar que no tiene miedo a dar explicaciones, a pesar de haber tardado tres semanas en darlas y de "no poder" mostrar nada más que las facturas y no el contrato. En todo caso, en otros ejemplos de ruedas de prensa un periodista agradece que le presenten facturas o que nos podamos quedar con la documentación que se presenta, en lugar de ser retirada al final de la intervención del político de turno, como ocurrió con la famosa rueda de prensa de Monago (de quien por cierto, aún esperamos las facturas prometidas de sus viajes). Son pequeños detalles que no justifican un comportamiento, pero que demuestran una cierta diferencia entre las mal-llamadas "nueva" y "vieja política". 

Albert Rivera, por su parte, va por buen camino como indican las encuestas y los ataques de Sáenz de Santamaría, aunque debiera dejar de usar el argumento de que no le invitan nunca a la televisión, teniendo en cuenta que aparece semana sí, semana también en cadenas de nivel estatal. Y eso amigos, ocurre ya desde hace casi dos años, sobre todo en La Sexta. 

Si todo sigue este mismo camino, como comentaba en el pasado artículo "¿Un nuevo orden?", probablemente veremos un cambio en los partidos tradicionales y en 5 o 10 años seremos testigos de los enfrentamientos Pablo Iglesias - Albert Rivera en el Congreso de los Diputados. ¿Es eso realmente un cambio? ¿Es suficiente cambiar cambiar el PPSOE por el Ciutademos? Si viene con un cambio constitucional, sí, desde luego, el país necesita un revolcón de los buenos, pero si a la postre en 30 años seguimos estando exactamente igual que ahora, quizá nos acordaremos del amigo Sancho y sus alforjas. El Nuevo Orden debe ser mucho más que un simple cambio de siglas y debe ir acompañado por medidas que garanticen y blinden los derechos de los ciudadanos, por encima de intereses personales, partidistas o financieros. 

En todo caso, tiempo queda para ese escenario y este sin duda va a ser el año más convulso y transformador que va a vivir la política de este país en mucho tiempo. 

dilluns, 2 de febrer del 2015

¿Un nuevo orden?

La política en España está cambiando. Y lo hace lenta, pero inexorablemente. Los viejos partidos ven como se les está escapando el tren y son incapaces de levantar la mano para atrapar una agarradera. El problema es que los trenes de ahora no son como los viejos ferrocarriles a vapor, no tienen agarraderas, o te subes o no. En el AVE que se ha convertido la política española, muchos van a quedarse en la estación y aún no lo saben, porque pasan demasiado tiempo recordando los viejos tiempos, porque tienen mochilas demasiado pesadas o porque están demasiado ocupados negando la realidad, afirmando que los trenes todavía se propulsan con carbón. Negro es el futuro que les espera. 

El pasado sábado 31 Podemos hizo una contundente demostración de poder, llenando la madrileña Puerta del Sol sin ninguna causa concreta. Podéis pensar que no son muchos, que no son tantos como parecen o que otros movimientos sociales han convocado a más gente recientemente, pero lo cierto es que en los últimos años no se ha dado el caso de que un partido político consiga reunir a tanta gente sin reivindicar una causa social concreta (como por ejemplo la dependencia, la Hepatitis C, los desahucios o la privatización de la Sanidad y la Educación). El hecho de que un partido político llene una plaza únicamente apostando por un concepto político, no social, como "el cambio" (concepto escuchado mil y una veces los últimos 30 años, por cierto) es sin duda un éxito rotundo. Que se lo pregunten a UPyD, que apenas convocó a una veintena de personas en el mismo lugar semanas antes, al pedir la dimisión de Rajoy. 

Discurso completo de Pablo Iglesias el 31 de enero de 2015.

Eso significa que Podemos está capitalizando el lenguajes y los símbolos del 15M (la elección del escenario no fue casual y las continuas referencias a este movimiento durante el discurso final de Pablo Iglesias, tampoco). Con ello, este partido consigue apropiarse del concepto del "cambio" (que aunque muchas veces repetido, a menudo es efectivo) y más importante, consigue generar ilusión en sus votantes, que para quien no lo sepa, es el arma más efectiva para llegar a la Moncloa. Por ello el líder de Podemos usó repetidamente frases emotivas como "soñamos y nos tomamos muy en serio nuestros sueños", para llegar al corazón de los ciudadanos que llevan sufriendo ya años la crisis y que, como él afirma, se consideran "los de abajo". Podemos utiliza este tipo de estrategias de forma magistral, porque se sienten legitimados para ello, porque se sienten apoyados por mucha gente y por la magnética personalidad de su líder, que cada vez que va a la televisión las audiencias suben como la espuma. 

Pero este no es el único partido que apuesta por otra forma de hacer política. Mucho más silencioso, otro líder lleva haciendo algo similar, aunque siendo mucho menos renovador que Pablo Iglesias. Ya hace tiempo que dije en este blog y en varias tertulias que Albert Rivera me parecía un candidato muy peligroso para la política de este país. Peligroso, en primer lugar, porque puede llegar muy lejos. Como candidato electoral (joven, con buena planta, renovador en su discurso) desde luego cumple todas las normas para salir elegido. Mucho más moderado que Pablo Iglesias y mucho menos magnético, pero sin miedo a decir al poder establecido que España necesita un cambio. Teniendo un mensaje muy parecido al de UPyD, parece estar adelantando al partido de Rosa Díez, dada la consabida incoherencia de proponer el cambio siendo una política que lleva 30 años en cargos públicos. Esa mochila no la lleva Albert Rivera y es por ello que tiene muchas más posibilidades que los magentas de acercarse a la Moncloa. Pero el objetivo de este catalán antinacionalista es asentarse en la política española, ocupando el lugar de UPyD y, si juega sus cartas, el lugar del Partido Popular. Creo que no sería de extrañar dentro de 10 años ver un parlamento español con Pablo Iglesias como principal estandarte y Albert Rivera en la oposición, y transformar juntos una España que pide a gritos un nuevo orden enterrando la Transición y redemocratizando un país desde sus raíces. Y Rivera, si es un poco inteligente, no luchará contra los cambios que propondrá Pablo Iglesias, primero por coherencia, porque es lo que él mismo lleva pregonando en los platós durante mucho tiempo y, más importante, porque es lo que necesitan los ciudadanos de este país.

Pero aunque los dinosaurios tengan fecha de caducidad, creo que el PPSOE va a tardar un tiempo todavía en extinguirse, sobre todo hablando de la derecha española. Si todo les sale bien, Ciutadans debería dejar al PP en minoritario techo electoral que tenían antes de la llegada de José Mª Aznar, porque los de Rivera tienen potencial para ello. Pero la existencia de UPyD y la fortaleza interna del PP, a pesar de los continuos aguaceros que causan sus estructurales casos de corrupción, van a hacer más dificil que esta fuerza política liberal se consolide como tal. Porque como he dicho muchas veces, una fuerza de derechas es necesaria en España, pero una fuerza de derechas respetuosa, democrática, liberal y que no tenga mochilas franquistas o que rechace claramente el voto fascista. 

Sea como fuere, el tiempo dirá si mi pronóstico es el acertado o si, como ese grupo de despistados, me he quedado en la estación preguntándome qué ha ocurrido.
.